Muchas áreas del cerebro lidian con las tareas sociales pero los científicos de la Universidad Duke descubieron una que actúa específicamente cuando se encuentra un contrincante y se pretende engañarlo, según un artículo publicado por la revista Science.
Las interacciones sociales causan que el cerebro opere bajo reglas diferentes y pueden influir en la forma en que se toman las decisiones, señala el artículo.
En años recientes, los neurocientíficos cognitivos habían descubierto que las personas rara vez toman decisiones de manera aislada porque son sensibles a lo que otras personas quieren y esperan.
«Una llamada telefónica y una conversación rápida con la mamá o con un amigo puede hacernos pensar dos veces” antes de cada elección,”o puede darnos el coraje para seguir adelante con un plan», agregó el texto.
Scott Huettel y sus colegas del Centro Interdisciplinario para Ciencia de Decisiones en Duke, EEUU, diseñaron un experimento en el cual los participantes, que eran personas comunes sin experiencia en el póquer, jugaban un partido virtual contra un humano o una computadora.
Mientras participaban, los voluntarios estaban conectados a un aparato de imagen funcional por resonancia magnética (MRIf). Mediante algoritmos por computadora, los investigadores escanearon 55 regiones del cerebro y pudieron discernir el volumen de información procesado por cada área del cerebro.
Así encontraron que una sola región cerebral, la conjunción temporal parietal (CTP), se ocupa de la información específica acerca de las decisiones tomadas contra otro humano.
La CTP es un área donde se encuentran los lóbulos temporal y parietal en el extremo posterior de la cisuria de Silvio o surco lateral y, para los científicos, desempeña un papel crucial en los procesos de distinción del yo y los otros.
Algunos experimentos habían demostrado que el estímulo eléctrico de la CTP puede causar experiencias de «salirse del cuerpo», y los trastornos electromagnéticos en esa área afectan la capacidad del individuo para la toma de decisiones morales.
En algunas partidas del experimento en Duke, a los participantes se les dio una «mano» de cartas obviamente débil, y los investigadores se propusieron determinar si podían observar la forma en que el jugador ponderaba el engañar a su adversario.
Las señales del cerebro, captadas por el MRIf, indicaron a los investigadores si el participante se aprestaba a engañar a su adversario si se trataba de un humano, y en especial si el voluntario consideraba que su adversario era experimentado en el póquer. Pero si el individuo jugaba contra una computadora, las señales desde la CPT no indicaban las decisiones que tomaría.
El investigador principal en este estudio, McKell Carter, indicó que la CPT es un área limítrofe en el cerebro y puede estar en la intersección donde se junta la información de atención y la información biológica.
Antes de comenzar la partida los participantes se presentaban y estrechaban la mano con sus adversarios humanos. En general, según observó Carter, los jugadores prestaban más atención al contrincante humano que a la máquina, lo cual es coherente con el impulso de comportamiento social.
«Hay diferencias neurales que son fundamentales entre las decisiones que se toman en un contexto social y uno no social», indicó Huettel, autor principal del artículo.
«La información social puede causar que nuestro cerebro juegue con reglas diferentes de las que usaría en una situación no social», añadió.
«Y es importante que tanto los científicos como quienes son responsables de políticas comprendan qué es lo que hace que encaremos una situación de manera social o asocial», concluyó el experto.