Investigadores franceses creen haber hallado una causa anatómica y al parecer tratable de la dislexia, que estaría localizada en unas minúsculas células receptoras de luz en los ojos, indicó el miércoles un estudio.
Entre las personas que no están afectadas por esta disfunción que afecta la lectura, estos receptores no tienen la misma forma en ambos ojos: son asimétricos.
Cuando el sujeto ve una imagen, el cerebro elige la señal enviada por el ojo dominante – el ser humano tiene uno que prima sobre el otro – para recrearla.
En cambio, entre los disléxicos, esta zona es simétrica en ambos ojos, según el estudio publicado en la revista Proceedings of the Royal Society B.
Esto hace que el cerebro se halle en la incapacidad de elegir entre las dos señales enviadas por ambos ojos, lo que explicaría la confusión que sufren los disléxicos a la hora de leer y escribir, por ejemplo, las letras «b» y «d».
«Nuestras observaciones nos permiten pensar que hemos hallado una causa potencial de la dislexia», afirmó a la AFP uno de los autores del estudio, Guy Ropars, de la Universidad francesa de Rennes.
Además, «tanto para los niños como para los adultos», el «diagnóstico es relativamente simple», puesto que se determina observando los ojos, dijo.
Ropars y su colega Albert Le Floch llegaron a estas conclusiones comparando dos grupos de 30 estudiantes, uno disléxico y otro no.
Su tratamiento también podría estar al alcance de la mano: «Descubrimos que hay un lapso de tiempo entre la imagen primaria», vista por el ojo, «y la imagen espejo», recreada por el cerebro, «y esto nos permitió desarrollar un método para borrar la imagen espejo que tanto confunde a los disléxicos», mediante una lámpara LED.
Algunos de los participantes afectados por esta disfunción la llamaron «lámpara mágica», si bien los investigadores advirtieron de que son necesarios nuevos estudios para confirmar que la técnica funciona realmente.
«Existen otras posibilidades de tratamiento para contrarrestar esta simetría, utilizando la plasticidad del cerebro. Seguramente, (en el futuro) podrán ser adaptadas por los médicos», afirmó.
La dislexia afecta a unas 700 millones de personas en el mundo, es decir, a una de cada diez.