La esponja de cocina, un nuevo enemigo: tiene tantas bacterias como un inodoro

Un estudio de la Universidad de Furtwangen asegura que un sólo centímetro cúbico de este elemento puede albergar hasta 50.000 millones de patógenos. Según los especialistas, lavarla es aún más perjudicial. 

Un sólo centímetro cúbico de una esponja de cocina puede albergar hasta 50.000 millones de patógenos, más de los que se encuentran en la taza del inodoro, según concluyeron Científicos de la Universidad alemana de Furtwangen.

Los científicos llegaron a esta conclusión tras lograr secuenciar el ADN de las bacterias de 14 esponjas de cocina usadas. Los resultados de esta investigación, que acaba de ser publicada en Scientific Reports,  confirman que estas esponjas contienen cantidades enormes de bacterias.

De hecho, un sólo centímetro cúbico puede albergar una población de 50 mil millones de bacterias, una cifra que equivaldría siete veces la población de la Tierra. Esta investigación confirma que la esponja es el objeto doméstico que más densidad bacteriana alberga, por encima incluso del número de patógenos que podemos encontrar en la taza del inodoro  y en una cifra similar a las que se hallan en las heces fecales, que pueden llegar a superar esta número.

Entre las bacterias que encontraron está la Moraxella osloensis, que puede causar infecciones en personas con un sistema inmunológico débil.  Esa misma bacteria es la responsable del mal olor en la ropa sucia y podría – a su vez-  explicar el aroma desagradable de las esponjas de cocina usadas una y otra vez.

A su vez,  los biólogos de la universidad confirmaron que lavar las esponjas con lavandina o someterlas a baños con agua hirviendo o en el lavavajillas, no sólo no sirve para nada sino que además provoca que las bacterias proliferen con mayor virulencia que en las esponjas que nunca fueron limpiadas.

«Los resultados demuestran que las esponjas desinfectadas regularmente contienen más bacterias que las limpias», subrayan los expertos. Una posible explicación a esta reacción es que las bacterias más perjudiciales son también más resistentes y rápidamente re colonizan las áreas abandonadas por otros microbios más susceptibles a los detergentes. «Es algo similar a lo que sucede en nuestro intestino después de un tratamiento con antibióticos», afirmaron.

Ante este panorama, algunos expertos recomiendan lavar las esponjas con una solución de lavandina. Philip Tierno, profesor del departamento de Microbiología y Patología del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York y autor del libro «La vida secreta de los gérmenes», advierte que si no limpiamos adecuadamente las esponjas simplemente cubrimos los platos al lavarlos con una «capa de gérmenes».

La mejor opción, según señaló Tierno a medios en Estados Unidos, es preparar una solución mezclando nueve partes de agua y una de lavandina. Siempre usando guantes, se debe verter la mezcla sobre la esponja y dejarla en esta solución entre 10 y 30 segundos.

Tierno sugiere guardar un recipiente con la mezcla y tenerlo a mano para limpiar la esponja luego de cada uso. Tras sumergir la esponja durante el tiempo adecuado en la mezcla, hay que  apretarla para escurrir el líquido y dejarla secar.

Si lavar la esponja con lavandina luego de cada uso parece algo engorroso, los investigadores de Alemania tienen otra solución mucho más simple. Los métodos más comunes para limpiar esponjas, como lavarlas con detergente, «no parecen ser suficientes para reducir la carga de bacterias», señala el estudio. Es por eso que recomiendan reemplazarlas con frecuencia, por ejemplo, “cada semana».

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