Selva Herbon, la mamá de Camila Sánchez, la nena de tres años que desde su nacimiento está en estado vegetativo y cuya historia motivó que la muerte digna sea ley, aseguró que tras la sanción de la norma: «Lo que buscamos con esta ley es la paz para Camila de toda nuestra familia que vive en un estado de muerte permanente. Es muy doloroso».
Herbon, una docente de 38 años y madre de otra niña de 10 años, dijo que «toda la familia trata de seguir con su vida, pero es difícil cuando se está en un proceso de duelo. No es lo mismo cuando tenés a un familiar descansando en paz».
Susana Bustamante fue otra incansable luchadora por la sanción de la ley, luego de que viviera una terrible experiencia con su hija adolescente.
«Melina estaba en estado terminal, irreversible e irrecuperable. Ella le pedía a los médicos que la durmieran para no sufrir más porque no soportaba vivir una agonía en ese estado», recordó el miércoles Bustamante.
«Vivió un calvario, pero finalmente pudo descansar. Ella pedía la humanización de la medicina», explicó la mujer y enfatizó que «una cosa es vivir y otra es durar. La muerte debe ser un hecho natural, no es una mala palabra».
«Es una especie de testamento que se pone en práctica una vez que el paciente no puede comunicarse o sufre una pérdida irreversible de conciencia», explicó Rosina Pace, cirujana y miembro del Centro de Bioética del Hospital Italiano.