Logran reanimar células madre de cadáveres

Científicos franceses descubrieron que lejos de perecer con el humano, las partículas reducían al mínimo su actividad. Estaban alojadas en los músculos de personas que llevaban hasta 17 días de muertas. A partir de ellas, lograron hacer otras nuevas.

Las células madre que lograron reanimar estaban alojadas en músculos y médulas de cadáveres de hasta 17 días. (Foto: Gentileza Frabrice Chrétien).

Científicos de Francia lograron reanimar células madre de músculos y médula ósea procedentes de personas que llevaban muertas hasta 17 días, según un artículo publicado en la revista Nature Communications y divulgado en ese país.

Un equipo de investigadores del Instituto Pasteur demostraron que es posible revivir estas partículas ubicadas en los músculos de cadáveres humanos, trasplantarlas y lograr hacer nacer otras nuevas en perfecto estado.

Los científicos descubrieron que, lejos de morir con el deceso de la persona, estas células reducían al mínimo su actividad y, tras deshacerse de las mitocondrias (pequeños cuerpos que les permiten respirar), quedaban en estado de hibernación.

De esta forma, conseguían sobrevivir en un medio tan hostil, sin oxígeno y en medio de un baño de ácido, de una forma parecida a como actúan en caso de lesión muscular: «durmiéndose y esperando que la tormenta pase», según dijo el profesor Fabrice Chrétien a al periódico Libération.

«Esa reserva de células madre podría servir para hacer trasplantes de médula ósea, utilizados en el tratamiento de leucemia y enfermedades sanguíneas, entre otras afecciones, y de las que siempre hacen falta donantes», explicó Chrétien, que ha dirigido el estudio junto a su colega Shahragim Tajbakhsh.

Pese a estos avances, que también han sido ensayados con éxito en ratones, el experimento ha revelado un incremento de un tipo de especie molecular denominada «ROS» que presenta incompatibilidades con las células y el genoma, según el profesor Jean-Marc Lemaitre, consultado a su vez por el diario Le Figaro.

Por eso, aún queda por saber si estas nuevas células, en perfecto estado al menos en apariencia, esconden malformaciones aún no detectadas. 

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