Recuerdo que cuando era niña nos encantaba “jugar a las estatuas”, que consistía en que bailar hasta que alguien pronunciaba la palabra “estatua” y todos teníamos que quedarnos en la posición exacta en la que estábamos, fuera la que fuere. Luego de un momento de permanencia, se elegía la mejor posición. Durante la infancia no existe la percepción del tiempo, sino que lo que importa es ser curiosos, tener nuevas experiencias y vivir un tiempo único: el presente.
¿Por qué viene a mi memoria este recuerdo? A raíz de la viralización de “Mannequin Challenge”, una nueva moda que consiste en grabar un vídeo con todos los protagonistas inmóviles, como maniquíes, en una escena que bien podría estar congelada. Con el fin de que el desafío sea más impactante, los participantes tienen que valerse de su ingenio para quedarse quietos en las posturas más incómodas o divertidas posibles.
El “Mannequin Challenge” no es exclusivo de los niños, sino que también los adultos e incluso muchos famosos se suman. Si tenemos en cuenta que esta moda tan similar al juego de nuestra infancia es popular entre quienes son conscientes del paso de los años, tienen historia y hasta sufren la angustia a la finitud, ¿se puede decir que hay un intento, detener, atrapar, potenciar el tiempo, en la ilusión fallida de negarlo pero también de vivir como cuando éramos niños?, ¿disfrutar un momento que sea atemporal, que sea para siempre, aunque las agujas del reloj sigan moviéndose y aunque pasen los años?
Convivimos con la velocidad y la multiplicación de actividades que se hacen al mismo tiempo, como por ejemplo ver un espectáculo y revisar el celular en el mejor momento. ¿Es este presente multiplicado una negación de la transitoriedad de nuestra existencia? ¿Si hacemos más quiere decir que vivimos más? ¿No será momento de volver a priorizar la calidad de la experiencia en el hoy, en lugar de intentar vanamente detener el reloj?
Si hay un modo de apropiarnos de nuestro tiempo es evocar al tiempo subjetivo de la infancia cuando el deleite era hacer lo que hacíamos, en ese momento, sin la ansiedad de querer abarcar otras actividades, tiempos sucesivos y no tiempos simultáneos ¿Acaso sin saberlo “Mannequin Challenge” intenta capturar la eternidad del instante?
*La doctora Adriana Guraieb es miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)