A lo largo del último tiempo los hábitos alimentarios fueron apuntando hacia elecciones más saludables. Para mantenerse en buen estado se debe cumplir con un tipo de alimentación sana y variada, además de realizar actividad física correspondiente para cada caso y mantenerse hidratado. El problema es que muchas veces lo que creemos saludable no lo es tanto, por lo que es importante enumerar mitos y verdades en relación a hábitos y conductas alimentarias para poder comprender mejor la nutrición y adaptarla a nuestro estilo de vida.
Mito uno: los productos “dietéticos” no engordan
Esto es completamente falso. Hay una confusión importante en lo que respecta a la definición de “dietético”. Según el Código Alimentario Argentino un alimento de dichas características está modificado para satisfacer alguna necesidad en determinados sectores de la población. Eso no quiere decir que tenga alguna alteración en el contenido calórico o una reducción en el contenido graso, como sí pasa con el término “light”. Un ejemplo conocido de un alimento considerado dietético son los libres de gluten, destinados especialmente a los celíacos.
Mito dos: los cereales integrales engordan menos que los refinados
El contenido de fibra es independiente a la cantidad de calorías del alimento. Es decir que el valor energético de un pan blanco es exactamente igual al de uno integral.
Mito tres: comer fruta de postre engorda
No existe una base científica que lo respalde. Incluso se recomienda consumir una buena cantidad fruta durante el día, ya que es un alimento que aporta una amplia gama de vitaminas y minerales importantes para mantener al organismo sano.
Mito cuatro: los alimentos “light” ayudan a adelgazar
A diferencia de un producto dietético, un alimento considerado “light” sí puede ser reducido en calorías. El problema es que erróneamente los productos de esta índole se consumen como “vía libre”, sin poner un límite a su ingesta y eso hace que ingresemos una mayor cantidad de calorías que si consumiéramos su versión original. A su vez, no siempre un alimento rotulado como “light” tiene que ser reducido en su valor energético; por ejemplo un producto con reducción en su contenido graso también se caracteriza por ser “light”. El inconveniente es que en este caso el contenido calórico puede ser igual o mayor que su variante original debido a que al disminuir el valor lipídico puede haber un aumento en el contenido de carbohidratos y proteínas del alimento.
*Silvana Abud (M.N.:6854) es Licenciada en Nutrición.