Novedosa técnica no farmacológica contra la depresión

Se trata de la Estimulación Magnética Transcraneana (ENT), que emplea ondas electromagéticas en áreas específicas del cerebro. La técnica no invasiva e indolora se indica cuando un antidepresivo falla. 

Un nuevo tratamiento no farmacológico para combatir la depresión, fue presentado en el país con la intención de combatir la depresión, una enfermedad muy frecuente  que puede afectar a cualquier persona. Se trata de la Estimulación Magnética Transcraneana (EMT), novedosa técnica neurofisiológica, que, empleando ondas electromagnéticas, permite la modulación del funcionamiento de grupos de neuronas en las áreas específicas del cerebro disfuncionales en la depresión.

La EMT comenzó a utilizarse en 1985 y alcanzó muy buenos resultados en varias partes del mundo como la Unión Europea, Brasil, Canadá, Estados Unidos, entre otros.

Esta técnica fue aprobada en 2008 por la FDA (Food and Drug Administration, organismo que aprueba y fiscaliza todo tratamiento médico de los Estados Unidos). En Argentina, el Instituto de Neurociencias Aplicadas a la Clínica (INAC) es el primer centro médico nacional en disponer de esta tecnología.

Se trata de un equipo de última generación que permite la estimulación neuronal a través de la utilización de ondas electromagnéticas cuya acción se limita a áreas precisas de la corteza cerebral, logrando mejorar el funcionamiento alterado de grupos de neuronas específicas revirtiendo la sintomatología depresiva.

Matías Bonanni, médico especialista en psiquiatría, explicó que «la Estimulación Magnética ranscraneal es una técnica no invasiva, que se aplica sin requerir contacto directo con el cerebro y es totalmente indolora».

Bonanni destacó que este tratamiento «no produce alteración estructural, ni lesión en las neuronas» y «puede ser suministrado en todas aquellas personas, aún mayores, que utilicen medicación para distintas enfermedades clínicas».

«No posee contraindicaciones en pacientes con diabetes, hipertensión u otras enfermedades, exceptuando aquellos que tengan objetos de metal en el cerebro como clips o placas, marcapasos cardíacos, electrodos intracardiacos y bombas de infusión medicamentosa. No requiere anestesia ni sedación”, explicó.

El psiquiatra señaló que «el tratamiento tiene una duración aproximada de un mes ya que se realizan 20 sesiones, de 30 minutos cada una» y añadió que, posteriormente, «se efectúa un seguimiento mensual, una sesión por mes».

El especialista comentó que «los porcentajes son en promedio de un 70% de recuperación en depresiones resistentes, es decir, que no responden a los fármacos».

«Cabe aclarar que hay un 30% de los cuadros depresivos que no reaccionan frente a los antidepresivos», remarcó el profesional.

Bonanni indicó que, con la implementación de esta técnica, «comenzó una nueva era en los tratamientos en el campo de la psiquiatría».

«Es importante recalcar que la EMT se caracteriza por el uso de herramientas no farmacológicas de alta seguridad, en virtud de que la técnica no presente daños ni efectos adversos serios para el paciente. La EMT comenzó indicándose en estos pacientes resistentes pero actualmente su indicación es de segunda línea, o sea, posterior al fracaso de un único antidepresivo. También se utiliza en pacientes con depresiones crónicas y bipolares», comentó.

Finalmente, aseguró que «la importancia de la TMS está en que amplía el espectro terapéutico de los psiquiatras y las posibilidades de elección de los pacientes.

La depresión no es sólo una sensación de tristeza, de desánimo, de decaimiento o de pérdida de interés por las cosas sino que abarca esos síntomas y progresa al repercutir en los pensamientos, los sentimientos, la salud física y la forma de comportarse. Este trastorno afecta cada vez a más personas y  las proyecciones indican que para el 2030 será la enfermedad que genere mayor discapacidad en el mundo.

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