La crisis, el pesimismo y la incomunicación han sido los detonantes de que cada vez más varones jóvenes en Japón muestren indiferencia hacia el sexo y se dediquen al cuidado personal, algo que ha dado lugar a una nueva categoría social bautizada como los «herbívoros».
Según una encuesta del Ministerio nipón de Salud difundida este año, un 21,5% de los varones de entre 20 y 25 años expresa indiferencia o aversión al sexo, aunque esta cifra es mayor entre los adolescentes de entre 16 y 18 años, grupo en el que un 36,1% no está interesado en tener relaciones.
A esta legión de jóvenes apáticos del sexo se les llama popularmente en Japón «soshokukei danshi» o «chicos herbívoros», término que alude a su falta de apetito por los placeres carnales en un país en donde las mujeres comienzan a conquistar nuevos espacios desde que en 1985 se aprobara la Ley de Igualdad de Oportunidades.
Los considerados «herbívoros» generalmente se interesan por la moda, son menos competitivos laboralmente, están apegados a sus madres y tienen siempre problemas de presupuesto. Pero, sobre todo, no están interesados en salir ni tener sexo con mujeres, de acuerdo a Megumi Ushikubo, autora del libro «Soshokukei Danshi Ojo-man Ga Nippon wo Kaeru» («Los hombres refinados herbívoros están cambiando Japón»).
En un país con una de las tasas de natalidad más bajas del planeta (1,3 hijos por mujer) y que, además, envejece rápidamente, este fenómeno social es preocupante de cara a un futuro en el que los jóvenes no encuentran las condiciones para desarrollar una familia.
En 2009, en tiempos de crisis financiera, alrededor de 1,78 millones de personas -principalmente jóvenes- en Japón tenían empleos solo a tiempo parcial, según datos oficiales, y las cifras parecen ir en aumento.
Estos jóvenes, que viven una situación de inestabilidad laboral, ganan en torno a los 2 millones de yenes anuales (17.656 euros), en comparación a una renta per cápita que en 2010 fue de 31.414 euros.
Por otro lado, solo el 68,8% de los estudiantes universitarios que se van a graduar el próximo marzo tenían un trabajo asegurado a finales del año pasado, una cifra alarmante en un país donde hasta hace poco el ciudadano podía asegurar su futuro laboral de por vida.
Ante este panorama, los jóvenes «no tienen la misma confianza» que sus antecesores, quienes gracias a su estabilidad podían comprar casas o automóviles con vistas a formar una familia, dijo Renato Rivera, sociólogo especializado en estudios japoneses.
Ahora una parte de ellos no puede invitar a las chicas a un buen restaurante o al cine, ni adquirir automóviles caros en un país tradicionalmente caracterizado por el lujo. Sin dejar de ser consumidores, los «herbívoros» se vuelcan en cambio en la compra de artículos de moda y cuidado personal.
A esto se suma que las redes sociales virtuales y la proliferación de los teléfonos celulares, utilizados por casi todos los adolescentes para intercambiar mensajes de texto, van en detrimento de una comunicación directa verbal.
Para los expertos, una parte de los jóvenes varones de Japón parece haber entrado en círculo vicioso y no socializa con mujeres por falta de recursos y por incapacidad de comunicarse, así que se vuelven más introvertidos y se desinteresan por el sexo. «Es como estar a dieta: de tanto dejar de comer, el apetito se reduce», comenta Rivera, profesor de la Universidad de Meiji en Tokio.
Para este sociólogo, los llamados herbívoros se parecen un poco a los «otakus» o fanáticos del manga y el anime (animaciones), quienes se pasan la mayor parte del tiempo conectado a las computadoras y a los videojuegos.
La diferencia, según Rivera, es que en general los «otakus» son más antisociales, tienen interés por el sexo pero no por las relaciones permanentes y cuentan con mayor poder adquisitivo por dedicarse a carreras afines a la tecnología.