Presentan nueva molécula contra el cáncer renal avanzado

Es el axinitib, que fue recientemente aprobado por las autoridades sanitarias nacionales. En estudios clínicos se probó que otorga una sobrevida 43% mayor a los pacientes. 

Una novedosa droga para el tratamiento de pacientes con cáncer renal avanzado después del fracaso de un tratamiento sistémico previo fue presentada a la comunidad médica argentina. Se trata del axintinib, molécula que recientemente fue aprobada por las autoridades sanitarias nacionales.

En el marco de un simposio médico, 250 oncólogos de todo el país tuvieron acceso a información actualizada sobre esta terapia de blanco específico, que es la primera en demostrar en un estudio de Fase 3 beneficios superiores en la sobrevida libre de progresión a los logrados por otra terapia dirigida.

En Argentina, se calcula que cada año hay unos 4200 nuevos casos de cáncer renal, y mueren más de 1900 debido a esta causa.

En los Estados Unidos, el cáncer de riñón y el de pelvis renal se encuentran entre los 10 cánceres más frecuentemente diagnosticados.

El tipo más común de este tipo de afección es el carcinoma de células renales (CCR), que cada año se diagnostica en 60 mil personas, y mata a unas 13 mil sólo en ese país.

Dos de cada 10 casos se diagnostican cuando la enfermedad ya se encuentra en fase avanzada cuando es más difícil de tratar, ya que el tumor se ha diseminado a otras partes del cuerpo (metástasis).

Además, se estima que entre un 40 y 65% de los pacientes que progresan a una terapia de primera línea reciben un tratamiento de segunda línea.

Juan José Zarbá, presidente de la Sociedad de Oncología Clínica de Tucumán y profesor adjunto de Oncología de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, destacó que «afortunadamente en los últimos años se han producido avances importantes en el tratamiento del carcinoma renal metastásico, sin embargo hoy en día continúa existiendo una necesidad no cubierta en pacientes cuya enfermedad ha evolucionado después de haber recibido otros tratamientos en primera línea».

En la misma línea, Matías Chacón, médico oncólogo del Instituto Alexander Fleming, señaló que «el cáncer renal metastásico ha sido durante décadas un escenario complejo para los pacientes y los médicos intervinientes debido al pobre desempeño de los tratamientos disponibles».

«En la última década, gracias al profundo conocimiento molecular y genético descubierto por los investigadores básicos en cáncer renal, han surgido fármacos inteligentes que bloquean pasos importantes en el crecimiento tumoral. Este cambio en el paradigma del tratamiento del cáncer renal ha permitido duplicar la expectativa de vida», añadió Chacón.

El especialista comentó que «la aprobación del axitinib en este contexto, con un mecanismo de acción más específico, contribuye a seguir mejorando la vida de los pacientes».

En este sentido, la llegada del axitinib representa una nueva alternativa para los pacientes que ya han sido tratados previamente ya que se trata de un inhibidor oral y selectivo de quinasas que actúa sobre el crecimiento, la irrigación sanguínea (angiogénesis vascular) y la diseminación del tumor, al dirigirse específicamente a receptores del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGF).

En un estudio de Fase 3, denominado AXIS, axitinib demostró extender significativamente la sobrevida libre de progresión (SLP), con una mediana de 6,7 meses comparado con los 4,7 meses en aquellos pacientes tratados con sorafenib, un tratamiento estándar para esta población de pacientes, lo que significa una sobrevida libre de progresión 43% mayor.

En este contexto, Zarbá explicó que «esto claramente mejora el pronóstico de estos pacientes, especialmente en el subgrupo de personas que habían recibido solo citokinas previamente, en el que la supervivencia sin evolución fue de 12,1 meses comparado con 6,5 meses con sorafenib y en menor medida en los pacientes que habían respondido previamente a otro inhibidor de VEGFR».

«Axitinib es la séptima droga aprobada para la patología y lo que nos queda por delante es responder a dos preguntas: una, cuál sería la mejor secuencia de administración de estos fármacos, con el convencimiento de que su uso secuencial redundaría en una mejoría significativa de la supervivencia de estos pacientes; y la segunda, la búsqueda de biomarcadores que nos ayuden en la selección de los pacientes candidatos a recibir un fármaco por sobre otro tanto en primera línea como en las sucesivas», concluyó el oncólogo. 

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