Revelan el mapa epigenómico de los principales órganos

Un equipo de científicos de Estados Unidos reveló el epigenoma, es decir la modificación química del ADN en el genoma, de más de una docena de órganos humanos, publicó este lunes la revista Nature.

Los investigadores, del Instituto Salk de La Jolla, EEUU, constatan que, si bien el proceso químico conocido como metilación «no cambia la secuencia genética heredada del individuo», sí «tiene un profundo efecto en el desarrollo y la salud».

El estudio de epigenoma humano, que viene a ser la conexión entre el medio ambiente y la expresión de nuestros genes, cobró gran relevancia en la ciencia después de que hace más de una década se empezara la elaboración del mapa del genoma humano.

Los hallazgos del Instituto Salk se suman al esfuerzo por dibujar un mapa del epigenoma humano, anunciado en EEUU el pasado febrero y que pretende localizar las modificaciones (metilaciones del ADN o acetilaciones de histonas, principalmente) que existen en los distintos tipos celulares y las relaciones entre éstas y las patologías.

Los científicos de Salk, que analizaron las células de dieciocho órganos de cuatro donantes adultos y niños, elaboraron «un atlas de los epigenomas de los órganos que sirve de punto de partida para entender el papel de los marcadores químicos en el desarrollo, la salud y la enfermedad».

«Lo que hallamos es que no todos los órganos que analizamos son iguales en términos de sus pautas de metilación», declara uno de los autores del estudio, Joseph R. Ecker, director del Laboratorio de análisis genómico de Salk y codirector del Centro de excelencia para la genómica de las células madre.

«Las marcas de la metilación son suficientemente distintivas entre los órganos para que, si analizamos las pautas de metilación de un tejido, podamos saber si se trata de tejido de músculo, timo o páncreas», explica.

Aunque el genoma de un individuo es el mismo en cada célula, los epigenomas varían debido a que están relacionados con los genes que cada célula utiliza en cada momento.

Por ejemplo, señalan los expertos, los marcadores de metilación ayudan a las células sanguíneas a ignorar los genes requeridos para ser una célula del cerebro o del hígado, y pueden variar a lo largo del tiempo, dependiendo de la edad de la persona, su dieta o su entorno.

«Queríamos hacer una evaluación básica de qué aspecto tiene el epigenoma, en particular la metilación del ADN, en órganos humanos normales», dijo Ecker.

Al analizar los órganos de los cuatro donantes, el equipo constató, como preveía, que «las pautas (de metilación) se asocian a los genes que se sabe que son importantes para las funciones de cada célula». 

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