Se cumple un año del primer trasplante de cara completo

El paciente evoluciona bien, ingiere una dieta semisólida y su entorno lo comprende cuando habla, confirmó el cirujano Joan Pere Barret, quien lideró la intervención. Actualmente toma un esquema de medicación para no rechazar los órganos.

Óscar, el primer trasplantado total de cara, en una de sus primeras apariciones

El primer trasplantado total de cara del mundo, operado en el Hospital Vall d’Hebron de Barcelona hace un año, evoluciona «muy bien» según destacó en una entrevista con la agencia Europa Press el jefe del Servicio de Cirugía Plástica y Quemados y jefe del Programa de Trasplante de Cara del centro, Joan Pere Barret , quien lideró la intervención

 

A ocho meses de su aparición pública, el paciente, de nombre Óscar,  ingiere una dieta semisólida y su entorno lo comprende cuando habla sin necesidad de mirarlo, teniendo en cuenta que antes de la operación le era imposible comunicarse directamente con alguien que no fuera su familia, confirmó el experto.

 

«Sale con los amigos, pesca y ha vuelto a hacer lo que hacía antes del accidente» indicó Barret a la par que agregó que Óscar se encuentra contento de haber recuperado su vida anterior.

 

Por otra parte el paciente, que tras ser intervenido el 20 de marzo de 2010 necesitaba una traqueotomía para respirar y una gastrostomía para comer, consiguió mucha musculatura en el rostro, a excepción del labio inferior, que le impide sellar correctamente la fisura labial, lo que dificulta la pronunciación de vocales y ciertas consonantes.

 

Si bien Barret reconoció que aún habrá que esperar 18 meses para que Óscar llegue a conseguir entre el 80 y el 90% de las funciones musculares de la cara y la lengua, para el equipo del hospital los resultados fueron óptimos si se toma en cuenta que se trasplantó por primera vez piel y músculos de la cara, la nariz, los labios, el maxilar superior, todos los dientes, el paladar, los huesos de los pómulos y la mandíbula.

 

La mayor complicación del proceso, según subrayó el cirujano, fue el postoperatorio, por la incertidumbre de sus efectos posteriores. Sin embargo la intervención, que llevó a los médicos 24 horas enteras, presentó “muy pocas” complicaciones.

 

Actualmente, el paciente acude al hospital cada mes y sigue un esquema farmacológico con  inmunosupresores para evitar un rechazo de los órganos, rutina similar a la de un trasplantado de riñón.

 

Fuentes: ELMUNDO.es y Europa Press

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