Según la ONU, Afganistán dobla la media de consumo de drogas

Un informe de Naciones Unidas asegura que el 8% de la población afgana es adicta a las drogas. Ese porcentaje es el doble que la media mundial. El opio es la sustancia más consumida en personas de 15 a 64 años. "Se drogan para medicarse contra las penurias de la vida", cita el texto.

Un ocho por ciento de la población de Afganistán es adicta a las drogas, un drama oculto por el hecho de que el país es el principal productor y exportador de opio del mundo, alertó un responsable de la ONU.

 

En rueda de prensa en Kabul junto a otros responsables de las Naciones Unidas y del Gobierno afgano, el director ejecutivo de la Oficina de la ONU para la Droga y el Delito (ONUDD), Antonio María Costa, reveló que un millón de afganos entre 15 y 64 años son drogodependientes.

 

Esto significa el ocho por ciento de la población del país, un porcentaje que duplica la media mundial de consumidores.

 

«Mucho se ha dicho y escrito de Afganistán como principal productor de drogas que causa estragos en la salud mundial. Es hora de reconocer que la misma tragedia está ocurriendo en Afganistán, que se ha convertido en uno de los principales consumidores de su propio opio», expresó Costa.

 

Costa presentó un informe sobre consumo de drogas en Afganistán que revela que, en los cinco últimos años, el número de consumidores habituales de opio ha crecido un 53 por ciento, de 150.000 personas a 230.000, y que los de heroína han pasado de 50.000 a 120.000, un aumento del 140 por ciento.

 

«El crecimiento de la adicción a los narcóticos ha seguido el mismo modelo hiperbólico que la producción de opio», observó Costa.

 

Muchos afganos «se drogan para medicarse contra las penurias de la vida», dijo el responsable de la ONUDD, quien precisó que una buena parte de los adictos comenzaron a consumir narcóticos en sus tiempos de exiliados en Pakistán o Irán, países que acogieron al grueso de los afganos huidos tras la invasión soviética en 1979.

 

Afganistán es el principal país productor de la amapola de la que se extraen el opio y la heroína. Su cultivo da sustento a una buena parte del campesinado afgano, sobre todo en las provincias del sur del país.

 

Su exportación, según cálculos de la ONUDD, sirve para financiar en torno al 15 por ciento de las actividades de la insurgencia talibán, particularmente activa en el sur y este afganos.

 

Pero Costa quiso hoy poner el acento en que «la cara humana del problema de las drogas en Afganistán no se ve sólo en las calles de Moscú, Londres o París. Está en los ojos de sus propios ciudadanos, que dependen de una dosis diaria de opio y heroína sobre todo, pero también de cannabis, calmantes y tranquilizantes».

 

«Después de tres décadas de trauma por la guerra, la disponibilidad ilimitada de narcóticos baratos y el acceso limitado a tratamientos ha creado un gran problema de adicción en Afganistán, que va en aumento», alertó.

 

Costa añadió que, en lugar de mitigar el dolor de la población, la adicción a los narcóticos ha causado más problemas médicos (mencionó la expansión del sida y otras enfermedades de transmisión por vía sanguínea) y sociales, con un aumento del delito y los accidentes y una pérdida de productividad laboral.

 

Para el director de la ONUDD, resultó especialmente impactante constatar que el 50 por ciento de los consumidores de opio en el norte y sur del país también se lo dan a sus hijos, lo que «amenaza con condenar a la siguiente generación de afganos a una vida de adicción».

 

Sólo un diez por ciento de los encuestados para el informe de la ONUDD contestó haber recibido algún tratamiento para superar la adicción, lo que significa que más de 700.000 no tienen acceso a él.

 

En 2007, se registró un pico de producción de opio en Afganistán, con 193.000 hectáreas cultivadas, que se redujeron a 157.000 en 2008 y a 123.000 el año pasado. Este año, la ONUDD espera otra disminución.

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