El olvido y la incredulidad son las dos reacciones principales ante la sexomnia, un trastorno del sueño relacionado con las conductas sexuales. Al igual que el sonambulismo y los terrores nocturnos, este cuadro pertenece al grupo de las parasomnias, es decir, aquellos episodios que ocurren cuando la persona duerme. Consultados por DocSalud.com el sexólogo Juan Carlos Kusnetzoff y el presidente del Club del Sueño, el Dr. Javier Domínguez, relataron cómo, desde sus respectivas disciplinas, tratan esta afección aislada de la cual todavía se conoce poco.
“En este trastorno, que se reconoció como tal hace apenas diez años, los pacientes duermen en un sueño no REM, es decir que no sueñan y no recuerdan nada de lo acontecido”, relató Domínguez, quien se desempeña en el servicio de Neurogolía del Hospital César Milstein. A su vez, el experto agregó que cuando el episodio es aislado, las personas que lo padecen no siempre llegan a la consulta. “Quienes viven solos también tardan en llegar a un diagnóstico, ya que los que detectan la sexomnia son las parejas de los afectados”, agregó el experto para luego enumerar los síntomas descriptos: los gemidos, las masturbaciones y la búsqueda de una relación sexual con agresividad.
Por su parte, Kusnetzoff explicó que en esta afección no muy común, luego de que al paciente se lo somete a un profundo estudio neurológico, se lo trata con terapia sexual. “Las principales reacciones de los afectados son, en primer lugar sorpresa; después intentan pedir interconsultas con otros profesionales y, por último y de manera inevitable, aceptan las medicaciones prescriptas y las indicaciones efectuadas”, señaló.
Cómo se diagnostica
“Haber reconocido a la sexomnia como un problema posible fue un paso fundamental para la detección de este trastorno”, enfatizó Domínguez, para luego comentar que, hace apenas diez años, se recurría a la psiquiatría, ya que era confundida con un tipo de epilepsia. “Esta teoría quedaba descartada luego de un electroencefalograma”, aclaró.
Hoy, como una entidad conocida, el primer paso para llegar a un diagnóstico es la sospecha clínica, donde el especialista interroga tanto a quien sufre el cuadro como a su pareja. Si durante el diálogo se desprende que el paciente presentó conductas sexuales sin recordarlas y sin haber consumido sustancias como drogas y alcohol, que pudieran alterar tanto su comportamiento como sus recuerdos, se recurre a una polisonmografía, un estudio empleado en la medicina del sueño que detecta parámetros electrofisiológicos como la actividad cerebral y los movimientos oculares mientras el paciente duerme.
El funcionamiento del cerebro durante la sexomnia, según relata Domínguez, es similar a la del dormir común o la de un sonámbulo cuando se levanta y arranca a caminar, lo que en terminología inglesa se conoce como sleepwalking. A su vez, el examen detecta la presencia de un sueño no REM.
En casos ideales, el experto indica que esta prueba debe estar acompañada por una videopolisonografía, es decir, una grabación de los movimientos realizados por el paciente durante ese lapso de tiempo. Si bien, durante ese tiempo registrado el paciente puede no realizar conductas de tipo sexual, la cinta registrará con efectividad la presencia de movimientos lentos característicos de las parasomnias.
Terapias compartidas
Como entidad nueva, el tratamiento de esta afección está en progreso e involucra a varias disciplinas. “Existen ensayos clínicos en que un antidepresivo llamado escitalopram mostró muy buenos resultados”, indicó Domínguez. Sin embargo, en una cifra muy poco significativa, el mismo psicofármaco desató las manifestaciones de la sexomnia en pacientes que tenían predisposición al sonambulismo o a los terrores nocturnos en la niñez.
A su vez, para profundizar en el origen de estos episodios, se indaga a los pacientes desde una terapia psicológica. Dentro de la disciplina de Kusnetzoff, quien recibe consultas en su página web www.e-sexologia.com/, se le brinda al paciente “información completa del síndrome, con sus consecuencias posibles”, señaló el experto.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos mancomunados, este trastorno requiere más exploración. Lo que sí se conoce, según Domínguez, es que es más prevalente en hombres que en mujeres y, en especial, en aquellos que hayan tenido antecedentes de sonambulismo o terrores nocturnos.
Recientemente, un estudio canadiense publicado en “The Canadian Journal of Psychiatry” reveló que el 7,6% de 832 pacientes que acudieron a un centro de sueño por diversas patologías que remiten a la especialidad padecían sexomnia.
El crecimiento de estas investigaciones se deben a que esta patología, desde el punto de vista legal, puede ser utilizada como antenuante en un juicio de violación. Un caso que cobró notoriedad especial fue cuando un hombre de 30 años fue absuelto en Bélgica tras haber abusado de su hija. Su alegato fue que estaba dormido al momento de los hechos.