Meses después de haber superado el ébola, los sobrevivientes sufren a menudo secuelas graves que incluyen artritis, problemas auditivos y de visión que pueden llegar hasta la ceguera, según un estudio médico divulgado este miércoles.
Un grupo de investigadores estudió en una clínica de Port Loko, en Sierra Leona -uno de los países de África más golpeado por la epidemia- los casos de los pacientes que sobrevivieron al virus.
Esta es la primera vez que los médicos estudian las secuelas de la enfermedad en base a un examen clínico, destacan los autores del estudio publicado en la revista médica especializada The Lancet.
Hasta ahora, los datos sobre las consecuencias del ébola eran limitados, ya que en los primeros brotes hubo pocos sobrevivientes. Además, las investigaciones se centraron principalmente en cómo luchar contra la propagación del virus e intentar encontrar una vacuna.
Sin embargo, desde el año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) constató que varios recuperados registraron complicaciones similares, que describieron como «el síndrome posterior al ébola».
En total, 277 sobrevivientes, entre ellos 57% mujeres, fueron examinados entre el 7 de marzo y el 24 de abril, para medir los efectos secundarios de la enfermedad, cuatro meses después de que fueran dadas de alta.
Un 76% sufría de artritis, un 60% tenía problemas de vista, un 18% padecía de una inflamación en el ojo, y a un 24% se le detectaron irregularidades en la audición.
«Estos datos son más elevados de lo que esperábamos», precisó a la AFP uno de los autores del estudio, el profesor Sharmistha Mishra, de la Universidad de Toronto.
Si bien el virus desaparece rápidamente de la mayoría de fluidos corporales de los pacientes, sí queda en reductos como los ojos o los testículos, señaló John Mattia, oftalmólogo de Sierra Leona.
En octubre la OMS publicó un estudio preliminar que mostró que el virus podía persistir al menos nueve meses en el esperma de los supervivientes, un periodo más largo que el que estimaban en un principio los expertos.
En el estudio de The Lancet, los investigadores hablan además de una posible correlación entre la intensidad del virus y las complicaciones posteriores. Entre más fuerte es el virus, más secuelas, principalmente oculares, habrá.
«Estas investigaciones subrayan la necesidad de una vigilancia temprana de los supervivientes del ébola y la urgencia de incluir un tratamiento ocular en los sistemas de salud de los países del oeste de África», señalan los autores del estudio.
La fiebre hemorrágica del ébola, que provoca diarrea, fiebre y vómitos dejó más de 11.300 muertos, entre cerca de 29.000 casos registrados desde diciembre de 2013, de los cuales más del 99% en tres países africanos: Guinea, Sierra Leona y Liberia.