Una vida sana para proteger al hígado

El alcohol es responsable de muchas complicaciones hepáticas, pero incluso las personas que no toman pueden presentar problemas en el órgano. Así ocurre, por ejemplo, con el denominado hígado graso o, en términos más técnicos, esteatosis hepática.

La esteatosis hepática consiste en la acumulación de grasas en el hígado, que puede provocar cansancio y malestar abdominal. El inconveniente es que muchas veces permanece silente, es decir, no se manifiestan signos de la enfermedad, por lo que pueden pasar varios años hasta que la persona decide consultar a un médico. Y cuando lo hace, podría ser demasiado tarde como para revertir el problema.

 

Entre las causas de esta acumulación anormal de grasas se encuentran el consumo de alcohol, el uso de determinados medicamentos, trastornos metabólicos hereditarios y otras anomalías metabólicas, como obesidad, resistencia a la insulina y elevado nivel de triglicéridos en sangre. Sin embargo, una dieta con alto contenido graso no necesariamente desemboca en esteatosis hepática.

 

En sí mismo, el exceso de grasa en el órgano no representa un problema serio. Si se encuentra su causa, es fácil de revertir: por ejemplo, si se debe al consumo de alcohol, la grasa puede desaparecer en algunas semanas, siempre y cuando la persona deje de tomar. Pero si se sigue bebiendo o usando un medicamento que provocó el cuadro, el hígado tendrá lesiones reiteradas y el problema podría ser muy grave a largo plazo.

 

A veces, también aparece inflamación, que puede provocar cicatrización (fibrosis), lo que, a su vez, puede causar cirrosis con el tiempo. A raíz de estos cuadros, el órgano perderá buena parte de sus funciones vitales, por ejemplo, convertir los alimentos en energía y filtrar la sangre. Por ello es importante detectar esta anomalía a tiempo y consultar al médico cuanto antes.

 

Tratamiento

 

En la actualidad, no existe ninguna terapia específica para el hígado graso, sino que se apunta a tratar la causa subyacente. Por ende, detectar qué está provocando el problema es fundamental a fin de poder controlarlo. Entre las principales medidas que en principio puede adoptar el paciente están reducir al mínimo el consumo de alcohol y el uso de medicamentos innecesarios, adelgazar si tiene sobrepeso, seguir una dieta balanceada y hacer ejercicio.

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