Vacuna antigripal, segura para embarazadas

Una revisión de los efectos adversos reportados durante 22 años de uso de este producto suma evidencia a favor de la inmunización de las mujeres durante la gestación. Esta es una etapa en la que tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones de la influenza.

La inmunización antigripal durante el embarazo suele despertar aún desconfianza y preocupación entre las mujeres e, incluso, entre algunos profesionales de la salud. Según un trabajo de revisión hecho por investigadores estadounidenses, después de 22 años de aplicación de la vacuna antigripal trivalente inactivada en ese país, el Sistema de Reporte de Eventos Adversos de las Vacunas (VAERS, por sus siglas en inglés) no registró patrones inusuales de complicaciones del embarazo o de efectos sobre el feto y el recién nacido debido a esta inmunización, lo que suma evidencia a la seguridad de su uso.

Debido a los cambios fisiológicos y hormonales que acompañan el embarazo, las mujeres tienen un mayor riesgo de sufrir complicaciones por gripe durante esta etapa. Es por ello que en 1997, el Comité Asesor sobre Prácticas de Inmunización de los EEUU (ACIP) recomendó, como medida de rutina, que todas las mujeres que estuvieran cursando el primer trimestre de la gestación recibieran la vacuna antigripal trivalente inactivada. Este producto utiliza virus “muertos” –incapaces de causar infección– para generar inmunidad contra los tres tipos virales de influenza que se estima circularán con más frecuencia en cada temporada invernal. Posteriormente, en 2004, ACIP amplió la recomendación a los restantes trimestres. Aunque los datos existentes indican que el uso de la vacuna estacional es seguro, existen pocos estudios realizados sobre grandes poblaciones de embarazadas.

En una primera etapa de su investigación, publicada en la revista American Journal of Obstetrics & Gynecology, científicos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades y de la Administración de Alimentos y Medicamentos (CDC y FDA, respectivamente, por sus siglas en inglés) analizaron los informes recibidos por el VAERS entre el 1 de julio de 1990 y el 30 de junio de 2009. Durante ese período, se inmunizaron contra la influenza más de 12 millones de embarazadas –cifra estimada entre 1996 y 2009– y se presentaron 148 reportes de efectos adversos, 20 de los cuales fueron clasificados como serios, una categoría que contempla los fallecimientos, las enfermedades con riesgo de muerte, las internaciones, la discapacidad permanente y las anomalías congénitas. En 119 de los reportes (80,4%), la antigripal fue la única vacuna que recibieron estas mujeres.

En esta revisión, el aborto espontáneo –definido para el estudio como la muerte fetal ocurrida antes de la semana 20 de gestación– fue el efecto adverso más informado (11,5% de los reportes totales). Le siguieron las muertes fetales luego de la semana 20 (4%) y las patologías que afectan a la cantidad de líquido amniótico en el útero: oligohidramnios (2%) y polihidramnios (1,4%). Por el contrario, no se reportaron muertes maternas durante el período evaluado.

Según explican los investigadores, la frecuencia con que ocurrieron estos y otros efectos adversos no representan patrones nuevos, inusuales o inesperados durante el embarazo o el desarrollo fetal. Incluso entre 2008 y 2009, la temporada con mayor número de reportes de abortos espontáneos luego de la vacunación antigripal, las tasas registradas fueron menores a las observadas en la población general de embarazadas. Respecto al hecho de que hubiera comparativamente menos abortos entre las vacunadas, los expertos opinan que puede deberse a que no se reportara la totalidad de estos sucesos al VAERS. Pero señalan que potencialmente también indica que no hay motivo para preocuparse por las cifras de abortos espontáneos luego de la inmunización.

Asimismo, otros efectos adversos registrados en las embarazadas, como reacciones en el sitio de aplicación de la vacuna o generalizadas, ocurrieron con una frecuencia comparable a la observada luego de la inmunización de la población general.

Para los científicos, los datos de este trabajo, que contempla 19 años de aplicación de la vacuna trivalente inactivada en embarazadas, se suman a un conjunto de evidencias que señalan que la inmunización de estas mujeres es una medida segura para prevenir la gripe y sus complicaciones. Y en declaraciones brindadas a Medscape Medical News, Karen Broder, coautora del trabajo, indicó que la segunda etapa del estudio –que incorpora los reportes recibidos entre 2009 y 2012, e incluye así los datos de la vacunación durante la última pandemia de influenza A H1N1–, confirman estas conclusiones. Esta nueva evidencia fue presentada el pasado mes de mayo en la 15° Conferencia Anual sobre Investigación en Vacunas de la Fundación Nacional contra las Enfermedades Infecciosas de EEUU.

Sin embargo, los investigadores advierten que el VAERS tiene ciertas limitaciones. Se trata de un sistema de vigilancia pasiva, que recibe reportes de efectos adversos de los fabricantes de vacunas, los profesionales de la salud y los receptores. Por ello, existe la posibilidad de que los efectos adversos estén sub o sobrevaluados. Aunque VAERS no puede entonces determinar si una vacuna causó un efecto adverso, tiene la capacidad de identificar posibles cuestiones de seguridad relativas a estos productos, que luego deberán ser evaluadas en estudios epidemiológicos diseñados en forma cuidadosa.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí