Aunque se lo conoce principalmente como el agente responsable del cáncer de cuello de útero en las mujeres, el virus del papiloma humano (VPH o HPV, por sus siglas en inglés) también puede causar otro tipo de lesiones. Las verrugas afectan a mujeres y hombres y, aunque muy pocas se vuelven malignas, pueden provocar molestias.
Una simple inspección visual suele alcanzar para detectarlas. Luego de la infección por el VPH, las células se multiplican formando bultos blandos, húmedos, de color rosado o del color de la piel. Las verrugas pueden aparecer solas o en grupos, y presentar diferentes tamaños y formas.
Habitualmente crecen en la región genital y anal, donde pueden formarse tanto en las superficies externas como internas. Pero también pueden aparecer verrugas causadas por este virus en otras partes del cuerpo, como la boca, la garganta e incluso la nariz.
La localización de estas lesiones sin dudas se relaciona con las formas en que puede contagiarse el VPH. Ésta es la enfermedad de transmisión sexual más común y tanto los hombres como las mujeres pueden contraer y transmitir el virus. El contagio por vía vaginal y anal es el más frecuente, aunque el virus también se transmite por sexo oral y por contacto entre las regiones genitales. Como el preservativo no logra cubrir todas las posibles áreas infectadas, su uso adecuado y regular sólo puede reducir el contagio del VPH, pero no evitarlo.
Al igual que otras lesiones causadas por este virus, las verrugas pueden no aparecer en forma inmediata, sino varias semanas o incluso meses después del contagio sexual. Y una persona puede desarrollarlas aún si quien le transmitió la infección no las presenta.
Usualmente, las verrugas no producen síntomas y menos del 1 % de estas lesiones puede dar lugar al posterior desarrollo de cáncer por VPH. Pero, dependiendo de su tamaño y del sitio donde aparecen, pueden ser dolorosas o generar picazón. Por su localización, es común que afecten la vida sexual de la persona infectada y, aunque se las trate, existe una alta probabilidad de que reaparezcan. De allí la importancia de prevenirlas.
Vacuna cuadrivalente: la más amplia cobertura contra el VPH
Ante una infección por VPH, es imposible saber quiénes saldrán ilesos y quiénes tendrán lesiones. Sin embargo, la posibilidad de que la persona infectada desarrolle un tumor o verrugas se relaciona con el tipo de virus contraído.
Ya se identificaron más de 40 tipos de VPH genital. De ellos, los VPH 16 y 18 son los principales causantes de cáncer y el 90 % de las verrugas genitales son consecuencia de infecciones por los VPH 6 y 11. Todos estos tipos de virus infectan tanto a los hombres como a las mujeres.
Las dos vacunas existentes en el mercado protegen contra los virus que más frecuentemente producen tumores. En ambos casos está comprobada su efectividad en la prevención del cáncer de cuello de útero y se recomienda su aplicación a partir de los 9 o 10 años, dependiendo de la marca comercial.
Sólo una de estas vacunas, llamada cuadrivalente, protege además contra la aparición de verrugas genitales. En todos los casos, la protección es máxima si el esquema de vacunación, que involucra 3 dosis, se completa antes del primer contacto sexual. Por eso, está indicada para hombres y mujeres a partir de los 9 años de edad.
Existen evidencias científicas que muestran que, en las mujeres, la vacuna cuadrivalente previene también el desarrollo de cánceres de vulva y vagina. Asimismo, estas pruebas demostraron que protege contra el cáncer de ano, tanto en hombres como en mujeres.
Tratamiento
Si no se las trata, las verrugas genitales pueden desaparecer por sí solas, permanecer sin cambios o crecer en tamaño y número. El tratamiento es necesario y se realiza para mejorar los síntomas, aliviar preocupaciones estéticas o extraer las verrugas. Pero no elimina el riesgo de contagio a una pareja sexual, sólo lo reduce.
Existen varias opciones: pomadas y otras medicaciones, terapias que utilizan rayos láser, calor o frío (crioterapia), o cirugía. No existen evidencias de que alguna de estas alternativas sea mejor que otra. En algunos casos, el paciente puede aplicarse el tratamiento por su cuenta, pero en otros es necesario que lo realice un especialista.
En la mayoría de los pacientes, luego de ser tratadas, las verrugas desaparecen por un tiempo. Pero frecuentemente reaparecen al cabo de unos meses, por lo cual puede ser necesario utilizar varios tratamientos alternativos. El elevado costo de estas intervenciones, y lo engorroso de las mismas, subrayan la importancia de la prevención temprana de estas infecciones.
Verrugas genitales y embarazo
Las verrugas genitales pueden ser más numerosas, tener mayor tamaño y sangrar durante el embarazo. Aunque es posible extraerlas en este período, puede que no se logre eliminarlas completamente hasta que la gestación termine. Asimismo, algunos tratamientos que utilizan drogas no están recomendados durante el embarazo.
Lo importante a tener en cuenta es que la presencia de verrugas genitales en mujeres embarazadas no representa un problema para el feto. Sólo en muy raras ocasiones, la madre infectada puede contagiar al bebé durante el parto. En estos casos, el bebé desarrolla una enfermedad llamada papilomatosis respiratoria recurrente, que se caracteriza por la aparición de verrugas en la laringe.
La cesárea no se recomienda como medida para la prevención de estas infecciones, pero debe realizarse si el canal de parto está obstruido por verrugas muy voluminosas y para evitar el sangrado excesivo al momento de dar a luz.