Los rastros del VIH reaparecieron en dos estadounidenses que parecían haberlo eliminado tras un trasplante de médula ósea realizado para tratar un cáncer, informaron médicos estadounidenses.
Los expertos calificaron al descubrimiento de “decepcionante” en el marco de la búsqueda de una cura para el virus de la inmunodeficiencia humana, pero ofrece nuevas e importantes pistas en la búsqueda de los esquivos escondites de la enfermedad.
El estadounidense Timothy Brown, coocido también como “el paciente de Berlín”, es actualmente la única persona en el mundo que parece haberse curado completamente del sida. Brown, quien también sufría de leucemia, había recibido un trasplante de médula ósea de un inusual donante naturalmente resistente al VIH, y durante seis años no mostró ningún síntoma de un retorno del virus.
“El regreso de los signos detectables de VIH es decepcionante, pero muy importante científicamente», dijo Timothy Heinrich, del departamento de enfermedades infecciosas del Brigham and Women’s Hospital de Boston, EEUU.
«Con esto hemos descubierto que los reservorios de VIH son más profundos y más persistentes de lo que pensábamos», agregó en un comunicado enviado a la AFP.
Heinrich anunció el hallazgo en una conferencia internacional sobre el sida en Miami, Florida. Los dos pacientes, ambos con el virus, habían recibido trasplantes de médula ósea para tratar un tipo de cáncer de sangre conocido como linfoma de Hodgkin, uno en 2008 y otro en 2010. Casi ocho meses después de las operaciones, el VIH
Los dos hombres, que no quieren ser identificados públicamente, siguieron siendo tratados con antirretrovirales durante un tiempo, antes de dejar este año de tomar esa medicación.
En julio, los médicos habían anunciado resultados alentadores: los pacientes parecían haber eliminado por completo el VIH después de siete y 15 semanas sin tratamiento, respectivamente.
Pero rápidamente reaparecieron los primeros signos del virus. En el primer individuo surgieron 12 semanas después de la interrupción del tratamiento antirretroviral, y en el segundo, 32 semanas después.
Heinrich.señaló que «ambos pacientes reanudaron el tratamiento y van bien». Según él, este descubrimiento sugiere que «puede haber un importante reservorio longevo del VIH fuera de la sangre», y que los métodos actuales para detectar ínfimas señales del virus pueden no ser lo suficientemente precisos.
«Hemos demostrado el VIH puede reducirse a niveles no detectables por análisis muy sofisticados y aún así persistir», dijo.
A diferencia de Brown, estos dos pacientes no recibieron trasplantes de donantes con una resistencia genética natural al VIH por ausencia del receptor CCR5, por lo que no recibieron protección contra el virus.
Éstos pacientes recibieron trasplantes de donantes con el receptor CCR5, que actúa como una puerta de ingreso del VIH a las células.
Los investigadores tenían la esperanza de que, al continuar el tratamiento de los hombres con medicamentos antirretrovirales durante el proceso de trasplante y después, la medicación podría haber evitado que las células del donante se infectaran.
En cambio, parece ser que el virus era indetectable en la sangre, pero se ocultaba en otras partes del cuerpo, lo que le permitió reaparecer una vez suspendida la terapia con medicamentos represivos.