“Radiografía” del burnout del personal de salud en pandemia

En tiempos de Covid-19, crece este problema por sobrecarga horaria y tensiones en el trabajo. Acarrea agotamiento emocional, despersonalización y puede llevar a cometer errores.

Los médicos, con síndrome de Burnout en tiempos de pandemia (Foto: Pixabay)

El síndrome Burnout es un trastorno que se desarrolla en profesiones con altos niveles de estrés y responsabilidad; lugar que hoy ocupa el personal sanitario de cara a la pandemia de coronavirus.  

“Los síntomas que se destacan son la fatiga crónica, dolor de cabeza y estómago, irritabilidad, frustración, ansiedad y afecta notoriamente el rendimiento laboral”. comentó el doctor  y profesor Francisco Azzato, Director del Departamento de Medicina Interna del Hospital de Clínicas.  

Mientras una gran parte del país vuelve de a poco a retomar sus actividades y otros sectores entran y salen de distintos niveles de aislamiento social, existe un grupo de la población que viene trabajando sin descanso desde marzo expuestos físicamente al contagio del Covid-19 y psicológicamente al riesgo de «burnout“, a estar «quemado” por la intensa sobrecarga y tensiones del trabajo.

Se trata de un síndrome psicológico de agotamiento emocional, despersonalización y disminución de sentimientos de realización personal, que ya afecta a trabajadores esenciales, médicos y enfermeros por igual.   

Es cada vez mayor la preocupación relacionada a los efectos negativos asociados a la carga horaria, crecientes demandas de trabajo, presiones, disminución de horas de sueño y en qué medida puede contribuir al deterioro en el desempeño de tareas habituales.

«El síndrome de burnout lo sufre toda aquella persona que tenga algún cargo de responsabilidad y cumpla, con poco respiro, con las exigencias de las tareas. El cansancio, el agotamiento, la sensación de no poder dar más en el trabajo, afecta de manera directa: disminuye la atención y el rendimiento y esto puede llevar a cometer errores o a aumentar su número; puede llevar también a subestimar riesgos -en especial los relacionados al cuidado personal del personal de la salud- y como consecuencia se puede producir un aumento de las infecciones en este grupo. Esto ha influido en el personal de salud durante la pandemia”, resaltó Azzato.

Asimismo agregó: «El cansancio y el agotamiento son factores que nuestra comunidad hospitalaria conoce muy bien dado el contexto; porque ¿quién no conoce el riesgo de burnout del personal de la salud?  Pero no hay que naturalizarlo, es muy perjudicial; hay que identificarlo y pugnar por reducirlo”.

El director del Departamento de Medicina Interna detalló que el burnout es un fenómeno “multifactorial, que no se puede enfocar una sola cuestión», por eso hay que estar alerta para detectar sus componentes situacionales. En relación a este tiempo de pandemia, una de las tareas más tediosas que debe realizar el médico a la hora de trabajar en áreas de Covid, es la preparación previa con los elementos de protección personal; ahí es donde los descuidos pueden resultar en una infección del mismo.

El profesor Azzato aclaró que, además de los síntomas de agotamiento y cansancio se pueden sumar náuseas, dolor de cabeza y estómago, contracturas, problemas de sueño, cefaleas, falta de aire y pérdida de la memoria.

En situaciones extremas el burnout incapacita y existen distintos grados de este síndrome: a nivel leve casi el 90% del personal lo ha sentido. “Generalmente suele afectar a un 40% del personal, pero en estos últimos ocho meses podríamos considerar que el 80% del personal ha estado en situación de alto estrés, factor clave del burnout«, detalló Azzato.

Estudio sobre este síndrome

Sobre este punto, desde el Departamento de Medicina Interna y desde la Dirección de Docencia e Investigación, se realizó un estudio (pre-pandemia) y un informe preliminar sobre el síndrome de Burnout en la Residencia Médica elaborado por la Socióloga y doctora en Psicología Cristina Pecci, los doctores Leonardo Fata y Fernanda Cohen, del Hospital de Clínicas José de San Martín.

El objetivo del trabajo fue evaluar la presencia de burnout en una muestra seleccionada al azar de médicos y médicas de la Residencia  del Hospital de Clínicas. El estudio se inició en el mes de octubre de 2019 y fue interrumpido en marzo a raíz del Covd-19.

Ochenta y tres residentes, sobre un total de 272 entre las Especialidades incluidas, respondieron el Cuestionario de Maslach sobre Burnout. De acuerdo a los resultados, la edad promedio fue de 30.2 años el de menor edad 25 años, el de mayor 38 años; 41 mujeres (49.4% ) y 42 varones (50.6%); solteros en su gran mayoría (71,1%); casados y convivientes el 22%.

El promedio general de pacientes atendidos por día por los residentes fue de 18,7 con un amplio rango entre un mínimo de 5 pacientes y un máximo de 60. El promedio de horas de trabajo semanal en la Residencia fue de 62.25, con un número mínimo de 13 horas y un máximo de 130. El promedio de horas de descanso en la guardia fue de 2.7. El promedio de días libres en la semana fue de 1,19. El promedio de noches por semana durmiendo en el hogar fue de 5.3.

En cuanto a los resultados de la medición del burnout en la Residencia Médica, los puntajes promedio en la evaluación del cansancio y agotamiento emocional como en la de despersonalización fueron altos –de acuerdo a los rangos provistos por la autora del cuestionario.  Los sentimientos de logro y de realización personal se ubicaron en un rango medio. Ninguno de estos componentes mostró diferencias estadísticamente significativas por género, no obstante se observaron mayores indicios de cansancio emocional en las mujeres y los varones las superaban en sentimientos de despersonalización.

El burnout mostró mayor peso comparativo en residentes más avanzados en la Carrera y en las  Residencias de Cirugía, Clínica Médica, Tocoginecología, Pediatría, Otorrinolaringología, Traumatología, Urología y Terapia Intensiva.

Por su parte, el doctor Juan I. Ingelmo, Jefe de División Interconsulta y Urgencias en salud Mental del Departamento de Salud Mental del Hospital de Clínicas afirmó: “Inicialmente debemos decir que es un síndrome compuesto por tres tipos de síntomas: de agotamiento físico (las personas suelen decir: «no se cuanto tiempo más puedo durar así», de despersonalización o distanciamiento afectivo lo que hace que los profesionales de la salud tengan especial dificultad para empatizar con las personas y sensación de «falta de eficacia o de pérdida de sentido», en el que los colegas sienten que lo que hacen no tiene ningún sentido. A veces se puede expresar por un temor a cometer errores o dañar”

 “Las prevalencias son diversas de acuerdo a varios factores. Tipo de especialidad médica, momento del desarrollo profesional que se considere (Residencia/médico de planta) y otros más. Pero en algunos estudios figura en porcentajes que van del 30% al 50%”, remarcó.

“Es evidente que el Burnout puede afectar no sólo nuestra afectividad cuanto nuestras relaciones significativas, lo que genera un círculo vicioso, ya que compartir experiencias significativas y tiempo con nuestros seres queridos, es, sin duda, uno de los factores que ayudan a prevenir el Burnout. La pandemia generó una condición de estrés crónico que a priori genera condiciones para el aumento del Burnout. La evidencia en este sentido está en proceso, pero hay evidencia de aumento de casos de depresión y ansiedad, tanto en la población general como en profesionales de la salud, por lo que no debería sorprender un aumento de casos”, cerro Ingelmo.

Como conclusión, debemos decir que las consecuencias del Burnout son potencialmente serias para quien las padecen, los médicos, el personal de salud, y las organizaciones; afectan de diversas maneras a las distintas especialidades médicas; se asocian a diferentes factores personales, psicosociales, laborales; hay que considerar a los médicos en formación como un grupo vulnerable. El Síndrome de Burnout tiene una elevada prevalencia en este tipo de poblaciones por lo que su identificación resulta crucial y es necesaria la implementación de programas de prevención para trabajar en el cuidado del recurso institucional más valioso del sistema de salud: su personal, con  especial atención en la formación de los profesionales más jóvenes.

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