Mujeres con discapacidad buscan hacer valer sus derechos sexuales y reproductivos

Lo hacen a través de la campaña #SomosDeSeAr, contra las violencias que los vulneran. Buscan que la sexualidad de estas mujeres no se invisibilicen. También hacen hincapié en su derecho a la maternidad.

En la Argentina cerca de 2 millones de mujeres viven con algún tipo de discapacidad y alrededor de ellas se generan todo tipo de prejuicios: la idea de que no deben maternar aunque quieran, de que no son deseadas o de que no pueden decidir cómo manejar su vida sexual y reproductiva son sólo algunos de ellos. Para derribarlo, se lanzó la campaña audiovisual #SomosDeSeAr, liderada por mujeres con discapacidad de todo el país que reclaman el fin de las distintas formas de violencia que les impiden ejercer sus derechos sexuales y reproductivos.

Los spots, que comenzaron a difundirse a partir del 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, reivindican el derecho de las mujeres con discapacidad al goce y a vivir plenamente su sexualidad.

Su contenido fue el resultado del testimonio de mujeres de distintas provincias que asistieron a los talleres DeSeAr con Inclusión, una iniciativa conjunta de FUSA Asociación Civil y Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI) que cuenta con el financiamiento del Fondo Fiduciario de las Naciones Unidas para Eliminar la Violencia contra la Mujer. 

En primera persona

“Cuando vamos a pedir métodos anticonceptivos nos tratan como niñas. Te quieren poner sí o sí implante, DIU o esterilizarte. Piensan que no podés entender cómo usar las pastillas”, señaló una mujer con discapacidad del NOA.

“El médico de mi primer embarazo me trató muy mal. Me dijo que era una inconsciente. Y que debía ir a cesárea sí o sí, además de que no debía volver a quedar embarazada. Tuve dos niños, ambos por parto natural”, acotó una mujer con discapacidad motriz de la Ciudad de Buenos Aires.

“Los médicos me dijeron: ‘vamos a aprovechar la cesárea para ligarte las trompas’. Y yo no quería, pero tampoco sabía para qué era eso” compartió otra mujer con discapacidad del NOA.

“Tengo nódulos en las mamas, con mi ginecóloga necesitamos saber cómo son. Pero hace dos meses que recorro hospitales de la Ciudad de Buenos Aires y ninguno tiene un mamógrafo accesible. Son todos muy altos, con la silla de ruedas no llego. Y a las mujeres de baja talla les pasa igual”, agregó otra mujer con discapacidad motriz de la Ciudad de Buenos Aires.

Estas son algunas de las experiencias que más de 80 mujeres con distintos tipos discapacidad de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Entre Ríos, Córdoba, San Juan, San Luis, Catamarca, Salta, Jujuy, Tucumán y la Ciudad de Buenos Aires compartieron durante un conjunto de ocho talleres que REDI realizó durante 2019 en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba, Rosario y Salta.

Durante los encuentros, estas mujeres que forman parte de 20 organizaciones que promueven sus derechos, compartieron experiencias que les permitieron definir colectivamente cuáles son las formas más frecuentes y/o más graves de violencia que experimentan cuando quieren ejercer su sexualidad y acceder a servicios de salud sexual y reproductiva y cómo estas formas de violencia impactan en su vida y les impiden vivir una sexualidad plena.

No sólo eso: además decidieron pasar “de la catarsis a la acción” colectiva para terminar con estas prácticas y reclamar en primera persona el pleno reconocimiento de sus derechos a través de una serie de mensajes que están recopilados en los spots audiovisuales y radiales que forman parte de la campaña #SomosDesear. 

“Las problemáticas más comunes tienen que ver en primer lugar con el prejuicio de que las mujeres con discapacidad son asexuadas, que no están interesadas en la temática o que no están en condiciones de ejercer su sexualidad, lo que está reflejado en varios de los spots”, señaló Sofía Minieri, de la Red por los Derechos de las Personas con Discapacidad (REDI).

“Otras de las problemáticas tienen que ver con las dificultades que se les presentan cuando quieren acceder a los servicios vinculados a la salud sexual y reproductiva, no sólo referido a la accesibilidad física (ausencia de rampa) o comunicacional sino a barreras actitudinales, como por ejemplo, que le hablan al acompañante en lugar de a ellas”, continuó.

Minieri enfatizó que “también hicieron hincapié en el derecho a la maternidad, en ser ellas quienes elijan si quieren o no quieren ser madres y a contar con apoyos; además explicaron que es necesario desterrar el prejuicio de que toda relación sexual con ellas es un abuso porque esta idea se basa en pensar que no tienen capacidad de consentir, lo cual es falso”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí