A lo largo del tiempo se difundieron investigaciones que muestran que la terapia con testosterona (hormona sexual masculina) puede mejorar la función sexual en grupos específicos de mujeres, pero los datos sobre seguridad y efectividad son limitados.
La doctora Yvonne Butler Tobah, de la Mayo Clinic, indicó que “también se desconoce la seguridad a largo plazo” de este abordaje, y que “dada la limitada investigación sobre la efectividad y seguridad y el número de posibles efectos secundarios graves, la testosterona no es un tratamiento común para la disfunción sexual”.
La terapia de testosterona podría ser apropiada en los siguientes casos:
•Cuando se presenta menos deseo sexual, depresión y fatiga después de la menopausia inducida quirúrgicamente y la terapia de estrógeno alivió los síntomas.
• Si la mujer es posmenopáusica, está tomando terapia de estrógeno y tiene una disminución del deseo sexual sin otras causas identificables.
“Faltan datos de seguridad a largo plazo sobre el tratamiento con testosterona para las mujeres posmenopáusicas que tienen antecedentes de cáncer de mama o de útero, o bien que tienen enfermedades cardiovasculares o hepáticas”, completó la médica.
La terapia de testosterona viene en muchas formas, como cremas, geles, parches o píldoras. El método de administración y la dosis se relacionan con los riesgos de seguridad, así que es importante conversar sobre las ventajas y las desventajas con el médico tratante.
“Las preparaciones de testosterona no están aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) para el uso en mujeres. Así que, si se receta testosterona, será para un uso no indicado en la etiqueta”, señaló Butler Tobah.
Existe una amplia variedad de factores que pueden contribuir a la disfunción sexual en las mujeres, que a menudo tiene más de una causa. Estos factores incluyen sequedad vaginal, efectos secundarios de medicamentos, afecciones crónicas de salud, pérdida de un cónyuge o pareja, falta de intimidad emocional, conflictos, estrés y preocupaciones del estado de ánimo. Un enfoque multidisciplinario que aborde estas causas es generalmente ideal para mejorar la afección, ya que los datos sobre la seguridad y la eficacia de la testosterona siguen siendo limitados.