Egipto, un paraíso para diez millones de fumadores que consumen más de 75.000 millones de cigarrillos al año, acaba de declarar la guerra al tabaco con una drástica subida de impuestos y la prohibición de fumar en los lugares públicos.
Las nuevas medidas estaban ya incluidas en una ley aprobada por el Parlamento egipcio en junio de 2007, pero su aplicación, aplazada durante meses, acaba de ponerse en marcha con escasas muestras de entusiasmo en la calle.
Indiferentes a la subida del 40% del precio de los cigarrillos, la única conducta que cambia, según los kiosqueros, es que los clientes “llevan más cigarrillos sueltos» Todas las marcas sufrieron subas en los precios, incluida Cleopatra, la más barata y popular, que pasó de costar 2,75 libras egipcias (50 centavos de dólar) a 4,25.
La batalla del Gobierno contra el tabaco no sólo aspira a que miles de personas dejen de fumar a base de cuidar su bolsillo, sino también a convertir en zonas libres de humo los edificios y transportes públicos de un país donde el tabaco y la sisha (pipa de agua) son ritos sociales.
Hasta la entrada en vigor esta semana de la nueva ley que prohíbe fumar en estos espacios, el 70% de los egipcios fueron durante años «fumadores pasivo» en instalaciones gubernamentales y transportes públicos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Hacer desaparecer el tabaco de hospitales, colectivos o ministerios es sólo uno de los desafíos de una iniciativa que nació en 2008 con la inserción en los envases de cigarrillos de la fotografía de un hombre conectado a una máquina de ventilación y la advertencia de que fumar mata. Pero el hombre retratado demandó al Ministerio de Sanidad por manipular la foto, está vivo y sigue siendo un fumador empedernido.
Desde aquel traspié, la campaña antitabaco estatal despierta la desconfianza de fumadores, y a los conductores de trasporte público que, además de ser afectados por la prohibición, deben mantener la norma en pasajeros indisciplinados.
Si no es por convicción, algunos egipcios se abstendrán de fumar por el temor a las sanciones, que oscilan entre 50 y 100 libras egipcias para los fumadores y entre 1.000 y 20.000 libras para los responsables del lugar donde se vulnere la ley.
Para hacerla cumplir, el Gobierno ha anunciado que un «numeroso cuerpo de inspectores» de la Unidad Antitabaco del Ministerio de Sanidad recorrerá autobuses y dependencias administrativas en busca de infractores.