En la provincia de Buenos Aires se emitieron en tan sólo ocho meses casi 31 mil certificados para discapacitados en las 147 Juntas Evaluadoras Descentralizadas que funcionan en los municipios. De ese total, el 13% de las discapacidades son las llamadas viscerales: personas que ven alterada su vida por las secuelas de enfermedades crónicas que podrían haberse evitado.
El dato fue presentado por el ministro de Salud provincial, Alejandro Collia, quien afirmó que estas cifras muestran que hay que “seguir apostando a la promoción y la prevención, a la atención primaria de la salud, porque con cuestiones básicas como hacer ejercicio, alimentarse sanamente y evitar factores de riesgo podemos mejorar la calidad de vida de la población y evitar discapacidades”.
Del total de los Certificado Único de Discapacidad (CUD) emitidos, el 37% corresponde incapacidades motrices; el 34% a problemas mentales; el 13% a deficiencias viscerales; el 11% a auditivas; y el 5% a visuales.
“Lo que debemos observar es que en otras discapacidades, como las motrices, también existen factores que podrían haberse evitado”, afirmó Collia. Por caso, están las secuelas de accidentes cerebrovasculares (ACV), los traumatismos encefalocraneanos y las amputaciones derivadas de la diabetes: todas causas prevenibles.
En el caso específico de la visceral se sabe que es la tercera causa de discapacidad por la que los bonaerenses acudieron a pedir el CUD a las Juntas Evaluadoras y que entre las primeras causas que la generan se encuentran las secuelas de enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión y afecciones cardiovasculares.
El jefe de unidad del servicio de Endocrinología del hospital provincial San Martín, Federico Cédola, explicó que “lo habitual es que los pacientes con diabetes no tengan por qué tener discapacidades si se tratan a tiempo y reciben educación diabetológica para saber cómo cuidarse”.
En 2011 en este hospital de La Plata las mayores complicaciones de los diabéticos fueron la insuficiencia renal y la disminución visual, dos factores discapacitantes. “Un paciente bien controlado puede evitar estas complicaciones”, insistió Cédola y explicó que en su servicio siguen “viendo personas que se enteran que tienen diabetes por un problema en el pie, entonces el tratamiento se empieza tarde”. De hecho, en Argentina, más de la mitad de las amputaciones no traumáticas de miembros inferiores corresponde a pacientes con diabetes.
Según el informe del CUD, las discapacidades viscerales se dan mayoritariamente en personas de 50 a 64 años (35%); en individuos de 30 a 49 años (20%) ; y en el grupo de 65 a 74 años (15%). En este sentido, la jefa de unidad de diagnóstico y tratamiento de rehabilitación del hospital provincial San Roque de Gonnet, Daniela Petraine, explicó que “las enfermedades crónicas y las discapacidades que generan afectan sobre todo a las personas mayores porque son el grupo más vulnerable”.
Petraine también consideró que “son prevenibles” y definió a las discapacidades viscerales como “una deficiencia orgánica que es limitante porque altera la vida de una persona, genera fragilidad, no poder cumplir con una rutina diaria de trabajo”.
En la provincia de Buenos Aires, alrededor de un 9% de la población tiene algún tipo de discapacidad y de ese total, al menos un 13% está originada en enfermedades prevalentes, entre las que figuran la hipertensión arterial -principal de accidentes cerebrovasculares-, y la diabetes que suele ser motivo de amputaciones y ceguera por retinopatía.