Novedosa técnica con cateterismo para reducir la hipertensión

El procedimiento denominado “denervación de las arterias renales” puede ser útil para quienes no logran bajar la presión arterial con fármacos. Estiman que estará disponible en el país este año.

Una novedosa técnica mediante cateterismo, que fue autorizada para su uso en Argentina, permite reducir la presión arterial en personas que no logran un adecuado manejo de su enfermedad con el tratamiento farmacológico, informaron hoy fuentes médicas.

La técnica mínimamente invasiva, denominada «denervación de las arterias renales», consiste en introducir desde una arteria periférica un catéter en la arteria renal que contiene un dispositivo que bloquea en forma completa los estímulos nerviosos que llegan y parten desde el riñón.

«Un 10% de los pacientes no llega a normalizar sus cifras de presión arterial a pesar de ser tratados con combinaciones de tres o más drogas y de modificar los hábitos de vida», indicó Felipe Inserra, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).

Inserra explicó que «a esta situación se la denomina ´Hipertensión Arterial Resistente´” y, según el cardioangiólogo intervencionista y ex presidente del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), Alberto Sampaolesi «en algunos de estos casos se podría emplear la denervación renal».

Los especialistas describieron que los riñones juegan un papel importante en la regulación de la presión ya que, por un lado se encargan de controlar la cantidad de agua y sal en la sangre mediante señales al Sistema Nervioso Simpático, y por el otro producen hormonas y emiten estímulos nerviosos hacia el cerebro, el corazón y los vasos sanguíneos, para controlar la presión.

«Este complicado sistema de regulación funciona con normalidad en personas sin hipertensión, pero puede descontrolarse en los hipertensos», añadió la médica Carol Kotliar, miembro de la SAHA.

Por esta razón, el bloqueo o anulación de los nervios renales puede revertir la retención de líquido y sal, disminuir el volumen de líquido corporal y reducir la liberación inadecuada de la renina, una hormona que es la responsable de desencadenar una cascada funcional que conduce a la hipertensión.

Dentro de la técnica de «denervación renal» existen diferentes dispositivos como radiofrecuencia, ultrasonido, calor, frío, balón o drogas, algunos de los cuales todavía se encuentran en etapa de experimentación.

«Todos estos dispositivos provocan el bloqueo de las vías nerviosas que rodean a las arterias renales sin complicaciones en el procedimiento ni en la evolución posterior, como así tampoco en la función renal», explicó Claudio Manuel Cigalini, también cardioangiólogo intervencionista del CACI.

De los diferentes métodos, el que mayor evidencia científica obtuvo fue un dispositivo no implantable de radiofrecuencia de baja potencia llamado «Symplicity».

«El descenso en los niveles de presión arterial no sólo se mantuvo sino que se incrementó con el paso del tiempo en seguimientos clínicos de hasta dos años», aseguró el médico Alfredo Osvaldo Wassermann, integrante de la SAHA.

El médico precisó que esta situación «hizo que desde que se aprobara la técnica en Europa, ya hayan sido tratados más de 5.000 pacientes en todo el mundo».

Según Ernesto Torresani, presidente del CACI, este procedimiento, que utiliza anestesia y habitualmente requiere una internación de 24 horas, podría estar disponible en Argentina en el curso de este año.

La hipertensión arterial es una enfermedad que, si bien es habitualmente asintomática, constituye una de las principales causas de infarto agudo de miocardio, accidente cerebrovascular, insuficiencia cardíaca y enfermedad renal crónica, condiciones que pueden llevar a la muerte o dejar una severa incapacidad.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la primera causa de muerte en el mundo, y de cada tres personas adultas, una es hipertensa, cifra que se estima en constante aumento.

En Argentina aproximadamente ocho millones de personas sufren hipertensión de las cuales sólo el 15% tiene su presión controlada, un 35% está tratada pero no la logra controlar y un 50% ni siquiera está bajo tratamiento.

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