En el embarazo resulta esencial tomar todos los recaudos necesarios para llevar adelante una gestación saludable . En este sentido, es necesario que las futuras madres presten especial atención a las disfunciones tiroideas ya que comúnmente se desarrollan en mujeres en edad fértil y, si no son tratadas adecuadamente, pueden afectar tanto la concepción como la salud materna.
La tiroides es una glándula ubicada en el cuello, productora de hormonas que influyen en casi todas las células, tejidos y órganos, y que es regulada por la glándula hipófisis, localizada en el cerebro. Su actividad controla el metabolismo y afecta a funciones críticas del organismo, entre ellas la regularidad de los ciclos menstruales, el embarazo normal y el metabolismo del bebé durante su desarrollo. Sin embargo, esta no es una complicación exclusiva de las mujeres: en el hombre también puede ser causante de una disminución de la fertilidad.
Incidencia en el embarazo
Las alteraciones tiroideas tienden a presentarse en mujeres en edad reproductiva y pueden declararse durante cualquier etapa del embarazo debido a los cambios hormonales propios de la condición.
Cuando la aparición es previa, tanto el hipotiroidismo (disminución en la producción de hormonas tiroideas triyodotironina T3 y tiroxina T4) como el hipertiroidismo (exceso de la función que hace que segregue por demás hormonas) producen una alteración en el balance de las hormonas femeninas y en la función ovulatoria, que puede reducir la fertilidad, lo que dificultala concepción.
A su vez, estos trastornos pueden perjudicar el mantenimiento del embarazo: según la Sociedad Latinoamericana de Tiroides, entre el 40 y el 60% de los abortos espontáneos son por alteraciones de la glándula no tratadas.
Por su parte, el hipotiroidismo es la manifestación más frecuente que se desarrolla en aproximadamente un 5% de los embarazos y su causa más habitual es la “Tiroiditis de Hashimoto”, una afección autoinmune en la que el organismo crea anticuerpos que atacan a la glándula tiroidea. Su presencia puede aumentar el riesgo a sufrir un aborto, principalmente durante el primer trimestre de gestación, sobre todo si la mamá no está compensada de su hipotiroidismo.
Por otro lado, el hipertiroidismo mayormente causado por la Enfermedad de Graves, condición autoinmune a través del cual se genera un anticuerpo que sobreestimula a la tiroides, puede generar diversas complicaciones. Entre ellas dificultad para quedar embarazadas y pérdida del embarazo.
Estos cuadros se observan principalmente en trastornos no manifiestos o manifiestos por primera vez durante el embarazo, o bien en mujeres diagnosticadas que suspenden su tratamiento por equivocación al pensar que puede ser perjudicial para el normal desarrollo del bebé.
Por este motivo, es esencial remarcar, en primer lugar, que es posible lograr un embarazo saludable siempre y cuando se diagnostique oportunamente para llevar a cabo un tratamiento y control adecuado tanto en la mujer como en el hombre, y en segundo lugar, que los medicamentos respectivos no son en absoluto una amenaza para la gestación sino todo lo contrario: ayudan a su normal evolución.
Diagnóstico y tratamiento
Para diagnosticar el problema a tiempo es importante conocer los síntomas ya que muchas veces se confunden con otros padecimientos propios del embarazo como el cansancio, decaimiento, constipación o depresión. Por este motivo, resulta indispensable estar atento y consultar con un especialista ante la aparición de los siguientes indicios:
Hipotiroidismo /Disminución en la producción de hormonas:
• Intolerancia al frío.
• Cansancio y sueño.
• Aumento de peso.
• Caída de cabello.
Hipertiroidismo / Aumento en la producción de hormonas:
Intolerancia al calor
• Insomnio.
• Pérdida de peso.
• Cabello fino y quebradizo.
Para aquellas futuras madres que se encuentren en tratamiento, se aconseja reforzar el control principalmente durante el primer trimestre para reducir al máximo los riesgos. Asimismo, se recomienda realizar análisis de hormonas tiroideas en los siguientes casos no diagnosticados:
• Si presenta síntomas de Hipo/Hipertiroidismo.
• Si ha perdido embarazos o realizado partos prematuros.
• Si hay historial personal o familiar de trastorno tiroideo.
• Si padece o ha padecido Diabetes tipo 1.
• Si padece o ha padecido alguna enfermedad autoinmune.
Para detectar el mal funcionamiento de la glándula, el especialista endocrinólogo solicitará un simple análisis de sangre en el que evaluará los valores hormonales del paciente y palpará la zona del cuello para verificar su tamaño. De observar alguna irregularidad, el diagnóstico puede complementarse con una ecografía de cuello.
El tratamiento dependerá del tipo de trastorno. En el caso del hipotiroidismo, la levotiroxina no debe suspenderse nunca y en general debe hacerse un control en sangre de los niveles de hormonas tiroides, ya que generalmente es necesario aumentar la dosis de medicación progresivamente a lo largo del embarazo.
En cuanto al hipertiroidismo, es conveniente tratarlo antes de que la futura mamá decida embarazarse y en forma definitiva. Puede abarcar el uso de medicamentos antitiroideos, yodo radiactivo -que tiene la capacidad de deshacer la tiroides y detener la producción excesiva de hormonas- e incluso puede recurrirse a la cirugía para extirpar la tiroides en casos de necesidad.
Si la paciente ya se presenta hipertiroidea y embarazada, se indican medicamentos que disminuyen la actividad de la tiroides en la menor dosis posible ya que los mismos atraviesan la placenta
Como consejo general, si una futura mamá conoce que tiene algún tipo de disfunción tiroidea, es ideal controlar su tiroides antes de embarazarse. Si se declara o detecta posteriormente, es importante consultar al endocrinólogo con premura para ajustar los tratamientos indicados y así tener un embarazo saludable para la mamá y su bebé.
*Asesoró la Dra. Laura Maffei, Directora del Centro Médico Dra. Laura Maffei.
En el embarazo resulta esencial tomar todos los recaudos necesarios para llevar adelante una gestación saludable . En este sentido, es necesario que las futuras madres presten especial atención a las disfunciones tiroideas ya que comúnmente se desarrollan en mujeres en edad fértil y, si no son tratadas adecuadamente, pueden afectar tanto la concepción como la salud materna.
La tiroides es una glándula ubicada en el cuello, productora de hormonas que influyen en casi todas las células, tejidos y órganos, y que es regulada por la glándula hipófisis, localizada en el cerebro. Su actividad controla el metabolismo y afecta a funciones críticas del organismo, entre ellas la regularidad de los ciclos menstruales, el embarazo normal y el metabolismo del bebé durante su desarrollo. Sin embargo, esta no es una complicación exclusiva de las mujeres: en el hombre también puede ser causante de una disminución de la fertilidad.
Incidencia en el embarazo
Las alteraciones tiroideas tienden a presentarse en mujeres en edad reproductiva y pueden declararse durante cualquier etapa del embarazo debido a los cambios hormonales propios de la condición.
Cuando la aparición es previa, tanto el hipotiroidismo (disminución en la producción de hormonas tiroideas triyodotironina T3 y tiroxina T4) como el hipertiroidismo (exceso de la función que hace que segregue por demás hormonas) producen una alteración en el balance de las hormonas femeninas y en la función ovulatoria, que puede reducir la fertilidad, lo que dificultala concepción.
A su vez, estos trastornos pueden perjudicar el mantenimiento del embarazo: según la Sociedad Latinoamericana de Tiroides, entre el 40 y el 60% de los abortos espontáneos son por alteraciones de la glándula no tratadas.
Por su parte, el hipotiroidismo es la manifestación más frecuente que se desarrolla en aproximadamente un 5% de los embarazos y su causa más habitual es la “Tiroiditis de Hashimoto”, una afección autoinmune en la que el organismo crea anticuerpos que atacan a la glándula tiroidea. Su presencia puede aumentar el riesgo a sufrir un aborto, principalmente durante el primer trimestre de gestación, sobre todo si la mamá no está compensada de su hipotiroidismo.
Por otro lado, el hipertiroidismo mayormente causado por la Enfermedad de Graves, condición autoinmune a través del cual se genera un anticuerpo que sobreestimula a la tiroides, puede generar diversas complicaciones. Entre ellas dificultad para quedar embarazadas y pérdida del embarazo.
Estos cuadros se observan principalmente en trastornos no manifiestos o manifiestos por primera vez durante el embarazo, o bien en mujeres diagnosticadas que suspenden su tratamiento por equivocación al pensar que puede ser perjudicial para el normal desarrollo del bebé.
Por este motivo, es esencial remarcar, en primer lugar, que es posible lograr un embarazo saludable siempre y cuando se diagnostique oportunamente para llevar a cabo un tratamiento y control adecuado tanto en la mujer como en el hombre, y en segundo lugar, que los medicamentos respectivos no son en absoluto una amenaza para la gestación sino todo lo contrario: ayudan a su normal evolución.
Diagnóstico y tratamiento
Para diagnosticar el problema a tiempo es importante conocer los síntomas ya que muchas veces se confunden con otros padecimientos propios del embarazo como el cansancio, decaimiento, constipación o depresión. Por este motivo, resulta indispensable estar atento y consultar con un especialista ante la aparición de los siguientes indicios:
Hipotiroidismo /Disminución en la producción de hormonas:
• Intolerancia al frío.
• Cansancio y sueño.
• Aumento de peso.
• Caída de cabello.
Hipertiroidismo / Aumento en la producción de hormonas:
Intolerancia al calor
• Insomnio.
• Pérdida de peso.
• Cabello fino y quebradizo.
Para aquellas futuras madres que se encuentren en tratamiento, se aconseja reforzar el control principalmente durante el primer trimestre para reducir al máximo los riesgos. Asimismo, se recomienda realizar análisis de hormonas tiroideas en los siguientes casos no diagnosticados:
• Si presenta síntomas de Hipo/Hipertiroidismo.
• Si ha perdido embarazos o realizado partos prematuros.
• Si hay historial personal o familiar de trastorno tiroideo.
• Si padece o ha padecido Diabetes tipo 1.
• Si padece o ha padecido alguna enfermedad autoinmune.
Para detectar el mal funcionamiento de la glándula, el especialista endocrinólogo solicitará un simple análisis de sangre en el que evaluará los valores hormonales del paciente y palpará la zona del cuello para verificar su tamaño. De observar alguna irregularidad, el diagnóstico puede complementarse con una ecografía de cuello.
El tratamiento dependerá del tipo de trastorno. En el caso del hipotiroidismo, la levotiroxina no debe suspenderse nunca y en general debe hacerse un control en sangre de los niveles de hormonas tiroides, ya que generalmente es necesario aumentar la dosis de medicación progresivamente a lo largo del embarazo.
En cuanto al hipertiroidismo, es conveniente tratarlo antes de que la futura mamá decida embarazarse y en forma definitiva. Puede abarcar el uso de medicamentos antitiroideos, yodo radiactivo -que tiene la capacidad de deshacer la tiroides y detener la producción excesiva de hormonas- e incluso puede recurrirse a la cirugía para extirpar la tiroides en casos de necesidad.
Si la paciente ya se presenta hipertiroidea y embarazada, se indican medicamentos que disminuyen la actividad de la tiroides en la menor dosis posible ya que los mismos atraviesan la placenta
Como consejo general, si una futura mamá conoce que tiene algún tipo de disfunción tiroidea, es ideal controlar su tiroides antes de embarazarse. Si se declara o detecta posteriormente, es importante consultar al endocrinólogo con premura para ajustar los tratamientos indicados y así tener un embarazo saludable para la mamá y su bebé.
*Asesoró la Dra. Laura Maffei, Directora del Centro Médico Dra. Laura Maffei.