Ingerir apenas una pizca de sal (500 miligramos) aumenta a largo plazo en un 1% el riesgo de mortalidad cardiovascular, según un estudio científico publicado recientemente en la revista Public Health Nutrition, basado en el análisis de 229.000 personas de distintos países.
«En general, la gente sabe que comer con mucha sal no es bueno, pero desconoce que agregar un poco ya trae consecuencias», explicó Rosana Poggio, cardióloga, autora de artículo publicado en Public Health Nutrition y epidemióloga cardiovascular del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS), una organización académica independiente, afiliada a la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
«Los sobrecitos de sal tienen dos gramos. Si pensamos que es muy habitual que a cada comida se le agregue una pizca de sal (que es más o menos la cuarta parte de un sobrecito, es decir unos 500 miligramos), con esa pequeñísima cantidad ya se está aumentando la mortalidad a largo plazo en un 1%», continuó.
La especialista aseguró que «esto significa que las pizcas de sal no son inocuas, tienen un efecto en la mortalidad que ha quedado demostrado en este estudio».
Según esta investigación, «las personas que consumen más sodio incrementan la mortalidad cardiovascular en un 12%, comparado contra los que menos consumen».
«También se evidencia que los sujetos hipertensos y los de más edad son los más afectados», añadió Poggio.
La sal aumenta la presión arterial, y la hipertensión es justamente la principal causa de enfermedades del corazón, como el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca y el accidente cerebrovascular (ACV), que constituyen una de las principales causas de muerte en Argentina.
Aportan una gran cantidad de sodio los alimentos procesados, como hamburguesas y snacks y el pan. Poggio sostuvo que una opción para reducir el consumo de sal es cocinar más en casa. “Se puede, por ejemplo, comprar carne picada y hacer las hamburguesas caseras en vez de recurrir a las de cajita», indicó.
«También reemplazar la sal por hierbas o limón (elementos que saborizan sin agregar sodio) es una buena medida para bajar la ingesta de sal. Otro consejo útil es no poner el salero en la mesa, para así evitar la tentación de agregar sal a las comidas», concluyó.