Científicos británicos anunciaron este viernes que lograron detectar el cáncer de útero con un sencillo análisis de orina, mucho menos doloroso e invasivo que el método que se utiliza actualmente, que consiste en realizar una biopsia.
Un equipo de científicos de la Universidad de Manchester desarrolló la nueva herramienta de detección, basada en la toma de orina o secreciones vaginales, que las mujeres podrían realizar en sus propias viviendas.
Según el estudio, publicado en la revista Nature Communications, el nuevo sistema diagnosticó correctamente al 91,7% de las mujeres que tenían cáncer de endometrio, o cáncer del cuerpo del útero, que es distinto del cáncer de cuello uterino, detectado con una simple citología, informó la agencia AFP.
«Nuestros resultados demuestran que las células cancerosas del útero pueden detectarse en muestras de orina y vagina utilizando un microscopio», explicó la profesora Emma Crosbie, directora del estudio, citada en un comunicado.
Este método podría utilizarse para «detectar a las personas sospechosas de padecer cáncer de útero» y que sean examinadas en profundidad si la prueba resulta positiva.
«Las que den negativo estarán tranquilas sin tener que someterse a procedimientos desagradables, invasivos, que provocan ansiedad y son costosos», afirmó.
Este estudio, en el que participaron hasta ahora 216 mujeres, 103 de las cuales sospechaban o sabían que tenían cáncer de útero, tendrá que ser «confirmado en el marco de un estudio más amplio», precisó esta experta en oncología ginecológica.
En el caso de las mujeres sin cáncer de endometrio, la prueba tuvo una eficacia del 88,9% para diagnosticarlas como negativas.
El método de detección por biopsia consiste en tomar una muestra de células rasgando en el interior del útero, lo que a veces también requiere la inserción de un telescopio fino, un procedimiento doloroso que el 31% de pacientes tiene que repetir debido a problemas técnicos o al dolor que dificulta el examen.
El cáncer de endometrio es el sexto cáncer más común en las mujeres, con un estimado de 382.000 nuevos diagnósticos y 89.900 muertes por la enfermedad en todo el mundo en 2018.
La mayoría de mujeres son tratadas a tiempo tras la aparición de los primeros síntomas -incluida la aparición de hemorragias después de la menopausia-, pero el 20% de quienes son diagnosticadas en una fase avanzada de la enfermedad sólo tiene un 15% de posibilidades de vivir más de 5 años, de acuerdo con la publicación.