La vacuna contra la culebrilla llamada Shingrix es una vacuna inactivada elaborada a partir de un componente del virus. Se administra en dos dosis, con 2 a 6 meses entre cada dosis. Los efectos secundarios más comunes de las vacunas contra el herpes zóster son enrojecimiento, dolor, sensibilidad, hinchazón y comezón en el sitio de la inyección, y dolores de cabeza.
Aunque algunas personas desarrollarán el herpes zóster a pesar de estar vacunadas, la vacuna puede reducir su gravedad y duración. También puede reducir el riesgo de padecer neuralgia posherpética, una complicación del herpes zóster que hace que el dolor continúe mucho después de que las ampollas hayan desaparecido. Los estudios sugieren que la protección contra el herpes zóster con Shingrix puede extenderse más allá de cinco años.
Cuándo no vacunarse contra el herpes zoster
Habla con el médico acerca de tus opciones de vacunación si:
Alguna vez tuviste una reacción alérgica a cualquier componente de la vacuna contra el herpes zóster
Tienes un sistema inmunitario debilitado debido a una afección o un medicamento
Tuviste un trasplante de células madre
Estás embarazada o tratando de quedar embarazada
Qué es el herpes zoster
El herpes zóster es una infección viral que causa una erupción dolorosa. Aunque el herpes zóster se puede manifestar en cualquier parte del cuerpo, la mayoría de las veces aparece como una sola franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso.
El herpes zóster es causado por el virus varicela-zóster, el mismo virus que causa la varicela. Después de haber tenido varicela, el virus permanece inactivo en el tejido nervioso cerca de la médula espinal y el cerebro. Años más tarde, el virus puede reactivarse como herpes zóster.
El herpes zóster no es una afección que pone en riesgo la vida, pero puede ser muy dolorosa. Las vacunas pueden ayudar a reducir el riesgo de tener herpes zóster. El tratamiento temprano puede ayudar a acortar una infección por herpes zóster y disminuir la posibilidad de complicaciones. La complicación más común es la neuralgia posherpética, que hace que el herpes zóster duela durante mucho tiempo después de que las ampollas desaparecieron.
Síntomas
Los signos y síntomas del herpes zóster generalmente afectan una pequeña sección de un lado del cuerpo. Algunos de estos signos y síntomas son:
Dolor, ardor, entumecimiento u hormigueo
Sensibilidad al tacto
Un sarpullido rojo que aparece unos días después del dolor
Ampollas llenas de líquido que se abren y forman costras
Picazón
Algunas personas también presentan lo siguiente:
Fiebre
Dolor de cabeza
Sensibilidad a la luz
Fatiga
El dolor suele ser el primer síntoma del herpes zóster. Para algunas personas, puede ser intenso. Según la ubicación del dolor, a veces puede confundirse con un síntoma de problemas que afectan al corazón, los pulmones o los riñones. Algunas personas experimentan dolor por el herpes zóster sin llegar a desarrollar la erupción.
Lo más habitual es que la erupción del herpes zóster se desarrolle como una franja de ampollas que envuelve el lado izquierdo o derecho del torso. A veces, la erupción del herpes zóster se produce alrededor de un ojo o en uno de los lados del cuello o la cara.
Cuándo se debe consultar con un médico
Consulta con tu médico de inmediato si sospechas que tienes herpes zóster, especialmente en los siguientes casos:
Tienes dolor y sarpullido cerca de los ojos. Si no se trata, esta infección puede derivar en daños permanentes en los ojos.
Tienes 60 años o más, ya que el riesgo de sufrir complicaciones aumenta considerablemente con la edad.
Tú o alguien de tu familia tiene un sistema inmunitario debilitado (debido al cáncer, medicamentos o enfermedades crónicas).
El sarpullido es generalizado y doloroso.
¿Puede contagiar?
Una persona con herpes zóster puede transmitir el virus varicela zóster a cualquier persona que no sea inmune a la varicela. Por lo general, se produce por contacto directo con las llagas abiertas del sarpullido del herpes zóster. Una vez infectada, la persona tendrá varicela, pero no herpes zóster.
Para algunas personas, la varicela puede ser peligrosa. Hasta que se forme la costra sobre las ampollas del herpes zóster, puedes contagiar y debes evitar el contacto físico con cualquier persona que aún no haya tenido varicela o que no se haya aplicado la vacuna contra la varicela, especialmente personas con el sistema inmunitario debilitado, mujeres embarazadas y recién nacidos.
Tratamiento
No existe cura para el herpes zóster, pero si se lo trata sin demora con antivirales recetados por el médico se puede acelerar la recuperación y reducir el riesgo de complicaciones. Algunos de estos medicamentos son:
Aciclovir (Zovirax)
Famciclovir
Valaciclovir (Valtrex)