Consumos abusivos en cuarentena: alcohol y tabaco

Expertos reconocen que se ingiere más alcohol y que el contexto de encierro puede generar un abuso si existía un consumo previo. Expertos trabajan en recabar información y volcarla a la prevención.

Los contextos de aislamiento y las sensaciones de la pandemia pueden jugar en contra a quienes consumen alcohol, tabaco u otras sustancias.(Foto: Pixabay)

El aislamiento social obligatorio por la pandemia de Covid-19, enfermedad causada por el coronavirus SARS-Cov-2 es una situación inédita que alcanza a toda la población, pero hay quienes por el confinamiento doméstico resultan más vulnerables a que, sin llegar a tener un problema de adicción declarado, puedan llegar a incurrir en el abuso de sustancias.

De hecho, un relevamiento difundido este lunes por el Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Defensoría Defensoría del Pueblo bonaerense determinó que «el 21% de los encuestados que consumen sustancias desde antes de la cuarentena reconoció haber aumentado esta práctica en las últimas semanas» y que los indicadores más elevados se dan entre quienes fuman tabaco, consumen alcohol o ingieren algún psicofármaco.

Consultada por Ámbito sobre si se consumen más sustancias en la pandemia, la titular de la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación SEDRONAR, Gabriela Torres, señaló que “sí, se consume más alcohol o comida, porque el consumo calma, pero el problema es que esa calma es efímera y necesitás consumir de nuevo”.  Y enfatizó que esto puede pasarnos a todos porque “son procesos de consumo, que puede suceder con cualquier objeto, como carteras, zapatos, chocolates o cocaína”.

Pero aclaró que “es difícil que en los días en que dura el aislamiento se genere un consumo problemático en personas que jamás hayan consumido ninguna sustancia”, como alcohol o drogas ilícitas. Aunque sí reconoció que puede haber una señal de alarma importante si el individuo deposita en una sustancia la creencia de que consumirla le va a salvar la cuarentena. “Si la persona piensa que tomándose un vino no se acordará de nada, debería ser un indicio de que tiene que buscar ayuda profesional y no quedarse solo con esa angustia, porque puede estar frente a un consumo prpblemátiro”.

Pero para Torres, lo primero es lo primero: diferenciar entre uso de alguna sustancia, abuso, consumo problemático y adicción. “El uso de alguna droga es un hecho que nos incluye a todos, y no tiene que ver con la licitud o ilicitud de la sustancia. Ocurre cuando ingerimos algún medicamento necesario para un tratamiento o cuando tomamos alguna bebida alcohólica. El uso se define por ser un consumo que se da a veces, de manera ocasional”.

En cambio, hablamos de abuso “cuando el consumo se transformó en un hábito que está situado en tiempo y lugar y persigue un fin”, como por ejemplo la ingesta para  transitar una determinada situación, para realizar una tarea o superar un momento. Son ejemplos de abusos el necesitar beber para estar en contextos sociales festivos, tomar pastillas para conciliar el sueño o bien ingerir bebidas energizantes para “ponerse pilas”.

Al consumo problemático, “no lo abordamos como un problema causado por una característica esencial de la sustancia, sino que nos centramos en las personas” y “antes de que exista, tiene que haber un uso y abuso”. En concreto, el concepto es una construcción basada “en relación al cuerpo de la persona, a su trayecto de vida y a su contexto, y como los tres van problematizando la relación con esa sustancia”. Y el contexto de aislamiento preventivo de cara a la pandemia de Covid-19 “es desfavorable para quienes han tenido un problema de consumo o abuso de sustancias y podría llevarlos a consumir más”. Por eso, se llama a las personas en riesgo a  “desarmar la situación” en la que podría incurrir a la sustancia y en su lugar “hablar con alguien para no quedarse solo, moverse, tomar agua o si lo necesita apelar a la línea 141, en la cual ofrecemos ayuda profesional”.

En concreto hay diferentes formas de vincularse con las sustancias y no todas ellas entran dentro de la categoría de adicción porque “un adicto es una persona que toda su vida está comprometida para consumir y antes debe haber un consumo problemático, un abuso de sustancias y uso de drogas”.

Más allá de que se pueda consumir más, Torres remarcó que hasta la fecha “no existe una demanda extra de casos de desintoxicación y tampoco las guardias de Salud Mental del Hospital Fernández y Álvarez tampoco están abarrotadas de consultas por este tema, y te digo más, incluso en la línea 141 hay más demanda de escucha y preocupación por la pandemia que por desintoxicación”.

Frente a este contexto, la SEDRONAR elaboró recomendaciones para la población:

• Es importante cuidar el exceso de consumos como alcohol, medicación sin receta  u otras sustancias.

•Antes de tomar alcohol comer algo y tomar mucha agua.

• Si la persona toma alguna medicación, que sea solo la prescrita. No automedicarse, ni tomar de más. Es importante no mezclar medicación con alcohol.

• No excederse en el consumo de bebidas como el café o el té, y evitar las bebidas energizantes porque podrían aumentar el nivel de ansiedad durante el encierro.

•Si vemos personas que están atravesando un problema de consumo o sentimos que es un problema para nosotros, podemos aconsejarles ir a algún lugar comunitario o llamar por ellos para pedir ayuda.

• Se puede pedir intervención profesional a la Línea 141 de escucha, contención y seguimiento. Todos los días las 24 horas, en todo el país.

• En el 141 también  se puede solicitar un seguimiento posterior con un equipo de psicólogos preparados para dar asistencia remota. Para tal fin los consultantes deben dejar un número de teléfono.

Mientras que para las personas con consumos problemáticos se reforzó la red de servicios esenciales  para mantener en funcionamiento las comunidades donde se alojan casi 4.000 personas, entre comunidades terapéuticas y casas comunitarias con residencia; garantizar la provisión de medicamentos prescriptos bajo tratamiento y, además, brindar la posibilidad de recibir atención remota desde cualquier lugar del país.

Consumo: indagar en el cómo, el cuándo y el porqué

Más allá del conteo de llamados al 141 y la encuesta lanzada por la Defensoría del Pueblo bonaerense, existen otras iniciativas independientes que buscan indagar no sólo si aumenta el consumo, sino también como se distribuye a lo largo de los días y por qué se apela a determinadas sustancias. Es el caso del sondeo online “Encuesta de consumo de sustancias en la cuarentena”, una iniciativa de tres investigadores del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIPSI), bajo el liderazgo de la doctora Angelina Pilati.

El investigador del Conicet Ricardo Pautassi, quien es también profesor de la Universidad Nacional de Córdoba, confirmó que con el sondeo -en el que esperan una muestra mínima de 500 personas- buscan indagar sobre “si hubo un aumento de consumo de alcohol o marihuana, si comparamos una semana típica, previa a la cuarentena y una semana actual”. Pero también se pregunta sobre “los días de la semana en que se consume y horarios, porque hay una probabilidad de que ocurra que uno siga consumiendo la misma cantidad de unidades pero ‘deslocaliza’ el consumo, por ejemplo una persona que puede tomar seis vasos de cerveza un viernes-que es un exceso- los sigue tomando pero uno por día; ese es un síntoma de un cambio y no un cambio muy positivo en los patrones de consumo”.

Otra cuestión que se indaga en la encuesta es sobre “la disponibilidad de la sustancia, porque puede que en el caso de la marihuana y se hace difícil acceder al proveedor, por lo que se tiene, entre comillas, un ‘factor de protección’, mientras que la bebida está más al alcance”.

“También queremos comprobar si existe una relación entre el estado de ánimo o malestar psicológico inespecífico y el consumo,  malestar que puede haber aumentado debido al aislamiento y los cambios de rutina de la vida diaria”, remarcó.

Pautassi recordó que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud “se considera consumo excesivo  un vaso de una bebida alcohólica diaria en los hombres y medio vaso en la mujer y, cuando se pasa ese límite, ya existen efectos a nivel cardiovascular o de peso”.

“Mientras que cuando se pasan a consumir tres, cuatro o cinco tragos en una misma ocasión se pueden ver efectos a corto plazo, ya que puede aumentar la cantidad de accidentes o los comportamientos sexuales de riesgo. Y a largo plazo abuso y dependencia”, señaló.

Ante la pregunta sobre si ya existen antecedentes de trabajos sobre aumento de consumo de sustancias en tiempos de pandemia y aislamiento, Pautassi citó un paper que se realizó en China durante la irrupción del virus SARS en 2003, pariente del Sars Cov 2 causante del Covid-19. En ese estudio, publicado en la revista  “Alcohol” se evaluó a 549 médicos. A uno de los conjuntos se los mandaba a su casa a mantenerse aislados; otros continuaban trabajando en los nosocomios pero en áreas no asociadas al brote; mientras que el último grupo correspondían a médicos que antendían la emergencia frente al SARS. En conclusión “aumentaron los síntomas de abuso de alcohol y dependencia tanto en aquellos trabajadores aislados como en lo que estaban atendiendo a pacientes de alto riesgos y esta dependencia siguió hasta tres años después”, remarcó.

Pautassi invitó a toda la población mayor de 18 años a participar en la encuesta “La pueden contestar todos, incluso los que no toman alcohol para evitar sesgos. Con sus datos buscamos recopilar información que ayude a la prevención ya que estamos también en contacto con la Secretaría de Prevención y Asistencia de Adicciones de Córdoba”, remarcó.

¿Qué pasa con el tabaco?

Días atrás la Fundación Cardiológica Argentina advirtió que tanto fumar como “vapear” puede aumentar hasta 14 veces el riesgo de aparición de neumonías por Covid-19. La entidad citó trabajos realizados en China, en los cuales se percibió que “la irritación continua y sostenida de la vía aérea libera el camino para las irritaciones de tipo viral.

Estos resultados conllevan un grave problema si se tiene en cuenta que muchos individuos se apoyan en el tabaco en tiempos de ansiedad y angustia. Consultada por Ámbito, la doctora Marta Angueira, médica cardióloga que durante años se dedicó a la cesación tabáquica, remarcó que “estamos frente a una situación especial en donde el estrés, la angustia y el encierro pesan y no sólo tenemos que plantearnos el tema de las adicciones, sino también el vivir de otra manera”. Pero remarcó que los fumadores “en general tienen afecciones pulmonares y cardiovasculares”, factores de riesgo para complicaciones frente a la Covid-19. Por ello emitió unos tips para que aquellos que dejaron de fumar no recaigan en la tentación de reincidir:

• Pensar todos los días en todo lo que ganaron desde que dejaron.

•Pensar en el trabajo que costó dejar de fumar.

•Recapacitar bien sobre todas las situaciones que dan ganas de encender un cigarrillo y romperlas.

• Realizar ejercicios en casa.

•Tener sustitutivos en las manos, como pelotitas de estrés o banditas elásticas.

•Tener a mano snacks que no engorden.

•Antes de encender un cigarrillo pensarlo 10 veces, más al estar en casa, porque al no salir, se va a fumar adentro y exponer a la familia al humo.

 •No tener cigarrillos en la casa.

• Buscar contención y hablar con un amigo o familiar antes de encender un cigarrillo

Para quienes recayeron:

• Se debe pensar que recaer no siempre significa volver a empezar. Entonces si la persona que tuvo una recaída siente que no quiere volver a fumar, la idea es retomar el camino que lo llevó a dejar el tabaco, retomar el sistema empleado, como por ejemplo fumar medio cigarrillo en lugar de uno o acudir a consultas o grupos online.

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