Infarto agudo de miocardio: cada minuto le salva la vida

Los primeros minutos cuentan y son fundamentales para evitar la muerte.

Los primeros minutos son fundamentales para superar un infarto

Hay muy pocos casos en los que el factor tiempo sea tan importante para salvar la vida como en el infarto agudo de miocardio. Cuando se presenta, hay que acudir de inmediato al centro médico para recibir atención urgente. 

 

Al analizar los datos de afectación entre la población comprendida entre los 35 y los 64 años, las cifras son reveladoras: en el caso de los varones, el infarto de miocardio ocurre en 169 casos por 100.000 habitantes cada año. En el caso de las mujeres, la incidencia es notablemente inferior, con una media de 28 casos. Pese a que la mayoría de ellos sobreviven, la mortalidad por esta dolencia entre esta franja poblacional continúa siendo, a día de hoy, de un 19%.

En las franjas de edades más avanzadas, entre 85 y 94 años, los casos ascienden a 2.306 por cada 100.000 habitantes entre los varones, y a una también preocupante cifra de 1.394 en el caso de las mujeres. Además, en esta franja de edad, la mortalidad se dispara hasta un alarmante 84%.

 

Buenas noticias

 

La incidencia de la enfermedad coronaria se ha reducido en los últimos años, hasta situarse alrededor del 50%, gracias a dos cambios que han sido claves. El primero, el control de los factores de riesgo cardiovascular, y el segundo y muy determinante, el abordaje invasivo en el tratamiento del infarto agudo de miocardio mediante la angioplastia primaria.

 

Cuando hablamos de urgencia cardiológica pensamos en el infarto agudo de miocardio y, a día de hoy, en la práctica de un cateterismo cardíaco urgente que restaure la circulación en aquella arteria coronaria que se ha obstruido”, detalla el Dr. Juli Carballo, jefe del Departamento de Cardiología del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon: “De esta manera, se preserva el músculo cardíaco, el miocardio”.

 

Por qué se produce el infarto

 

El infarto de miocardio se produce cuando una placa de ateroma adherida a la pared de una de las arterias coronarias se desprende y, junto a las plaquetas de la sangre, forma un coágulo que obstruye esa arteria. Cuanto mayor sea la zona del corazón que deje de recibir sangre y, por tanto, oxígeno, más grave será el efecto sobre el paciente, pudiendo este incluso morir si la zona es muy extensa. Si el paciente sobrevive al infarto, en la zona del corazón afectada se sustituirá el músculo cardíaco por una cicatriz, de forma que este corazón verá afectada su capacidad de bombear sangre con normalidad, pudiendo aparecer otra enfermedad derivada, que es la insuficiencia cardíaca.

Los especialistas acuerdan en que “el diagnóstico precoz del infarto agudo de miocardio y su traslado rápido al hospital para proceder de inmediato, en la sala de cardiología intervencionista, a un cateterismo cardíaco, con el que se identificará de forma rápida la arteria obstruida y se procederá a su repermeabilización, es crucial para salvar vidas”.

 

En cifras

169 casos por cada 100.000 varones de entre 35 y 64 años se dan anualmente

 

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