Las 10 cosas que tenés que tener en cuenta sobre las alergias

La alergia es una afección cada vez más frecuente, algunos expertos aseguran que la tendencia actual va en continuo crecimiento, incluso se ha reconocido como una epidemia del siglo XXI.

Cómo identificar las alergias para darles solución (Foto: Pixabay)

Actualmente, un cuarto de la población sufre de alergias. La rinitis es una de las enfermedades más frecuentes en los argentinos.

Las alergias son particularmente comunes en los niños, de hecho, representan 40% de la población que padece algún tipo de alergia. El doctor alergista de DIM Centros de Salud, Jorge Szydlowski, revela las claves para controlar las alergias, minimizar sus riesgos, disminuir su exposición a alérgenos, identificar sus desencadenantes y distinguir entre intolerancia y alergia.

Una alergia ocurre cuando el sistema inmunológico reacciona de forma exagerada a un alérgeno, lo toma como un invasor y trata de combatirlo. Algunas pueden ser estacionales, es decir, que ocurren en ciertas épocas del año y otras pueden darse cada vez que el organismo entra en contacto con un alérgeno: alimentos, medicamentos, polvo, insectos, mascotas, entre otros, que pueden causar una reacción alérgica.

“El alérgeno es cualquier sustancia capaz de inducir una respuesta alérgica. Los síntomas son muy variados, pueden ir desde picazón nasal, ocular, estornudos, secreción acuosa, dificultad respiratoria hasta picazón, acidez y náuseas. Estos pueden presentarse en forma continua durante el año o ser estacionales como el caso de las alergias polínicas”, explica Jorge Szydlowski, médico alergista.

La gravedad de las alergias varía dependiendo de la persona y puede variar desde una irritación leve hasta anafilaxia, una emergencia potencialmente mortal que compromete más de dos órganos y puede poner en riesgo la vida del paciente. La mayoría de las alergias no se cura, pero con un tratamiento adecuado puede ayudar aliviar los malestares.

 

Tipos de alergia

Hay diversos desencadenantes que pueden causar una variedad de expresiones de la enfermedad:

Alergia farmacológica ante un medicamento. Los síntomas más comunes son la urticaria, la aparición de sarpullido y fiebre.

Alergia a alimentos determinados. Los síntomas están asociados a problemas digestivos, la urticaria o la inflamación de las vías respiratorias.

Dermatitis de contacto a una sustancia determinada. El síntoma principal es la aparición de un sarpullido rojo cada vez que la piel entra en contacto con la sustancia irritante.

Alergia al látex. Los síntomas varían de una leve irritación en la piel hasta un shock potencialmente mortal.

Asma alérgica. Puede causar dificultad para respirar.

Rinitis alérgica. Los síntomas incluyen estornudos, secreción nasal y lagrimeo, enrojecimiento y picazón en los ojos.

Alergia a animales. Los síntomas más comunes son estornudos y secreciones nasales. En algunos casos puede presentar sibilancia y dificultad para respirar.

Anafilaxia. Los síntomas incluyen erupción cutánea, náuseas, vómitos, dificultad para respirar y shock.

Alergia al moho. Los síntomas incluyen tos, comezón, ojos llorosos y urticaria. Las personas con asma pueden experimentar sibilancia y dificultad para respirar. 

 

Los alérgenos más comunes

– Alérgenos comunes en el aire: ácaros de polvo doméstico, hongos ambientales, epitelios y pólenes.

– Alérgenos alimentarios comunes. Ocho alimentos representan la mayoría de ellos: la leche de vaca, huevos, pescados, mariscos, soja, frutos secos y trigo.

– Insectos. Los más frecuentes que causan alergias son la hormiga roja, la abeja y la avispa. Por lo general, causa hinchazón, enrojecimiento y picazón en el sitio de la picadura. Pero, para las personas con alergia al veneno de insectos, una picadura puede causar síntomas más graves.

– Medicamentos. la penicilina, los antiinflamatorios y los de venta libre (sin receta), también pueden causar reacciones alérgicas.

 

Cuál es la relación con el estrés

El sistema nervioso y el sistema inmunológico están conectados a través de mediadores. El estrés puede ser un poderoso inmunosupresor y actuar como desencadenante o agravante de alergias.

Investigaciones revelan que el estrés no causa alergias, pero parece desencadenar reacciones alérgicas al liberar histamina inmediatamente y las actividades del sistema inmunológico que no puede mantener a raya las infecciones o enfermedades como lo haría normalmente.

 

¿Alergia o resfrío?

Los resfriados y las alergias producen muchos de los mismos síntomas: secreción nasal, cansancio y, a veces, dolor de garganta. Pero tienen diferentes causas: un virus causa resfriados, mientras que las alergias son una respuesta del sistema inmunológico a sustancias desencadenantes, conocidas como alérgenos.

Los síntomas son muy similares. Pero, en el caso de los resfríos virales existe con más frecuencia señales sistémicas como fiebre, cefalea y dolor muscular que ayuda al diagnóstico diferencial. Por ejemplo, los resfriados a veces producen fiebre, pero las alergias nunca lo hacen. Además, si sufre de alergias, también puede tener ojos llorosos y con picazón, síntomas que no suelen acompañar a un resfriado.

 

Prestar atención a los alimentos

Para prevenir una reacción alérgica alimentaria es importante evitar el consumo de aquellos alérgenos que causan la enfermedad, para esto se requiere un diagnóstico certero previo. En casos comprobados de alergia alimentaria severa el uso de auto inyectores de adrenalina puede prevenir fatalidades.

 

La diferencia entre alergia alimentaria e intolerancia alimentaria

Padecer una intolerancia alimentaria significa que el organismo no puede digerir algún alimento. Los síntomas son náuseas, retortijones, gases, diarrea, dolor de cabeza. Ejemplos comunes son la intolerancia a la lactosa y la enfermedad celíaca.

En el caso de las alergias alimentarias el sistema inmunológico desencadena una reacción mediada por un anticuerpo llamado Inmunoglobulina E frente algún componente del alimento (generalmente una proteína) que genera una reacción aguda y muchas veces con riego vital. Esta reacción a diferencia de las intolerancias alimentarias no depende de la dosis ingerida.

 

El factor del clima

Dependiendo del alérgeno desencadenante las alergias pueden ser perennes o estacionales. Clásicamente las alergias estacionales son desencadenadas por pólenes, siendo la primavera la época de mayor incidencia. Los pacientes alérgicos a ácaros y hongos empeoran sus síntomas en climas húmedos y ambientes mal ventilados y suelen empeorar en otoño e invierno.

Para muchas personas, la primavera marca el comienzo de los estornudos, la congestión nasal y otros síntomas de alergia. Lo cierto es que cada mes y temporada trae su propia serie de sustancias que pueden ser causantes de reacciones alérgicas.

Prestar atención a los medicamentos

Nunca es bueno automedicarse. Los medicamentos de venta libre calman los síntomas de la alergia pero no atacan la causa que los genera por lo que se suele tener una dependencia peligrosa hacia los mismos ya que no están exentos de efectos secundarios.

Algunas sustancias como la vitamina C, los prebióticos, los ácidos omega 3 presentes en muchos alimentos producen un efecto beneficioso en la respuesta inmunológica, por lo tanto, mejoran los cuadros alérgicos, pero siempre como complemento de un tratamiento específico indicado por un especialista.

 

Vacuna contra la alergia

El tratamiento con vacunas o tratamiento desensibilizante es la aplicación en forma progresiva y continua de los alérgenos responsables de la enfermedad con el fin de generar inmunidad frente a ellos. Esta inmunidad suele ser duradera y es el único tratamiento que puede cambiar la evolución natural de la alergia. A partir de los 4 años se pueden iniciar los tratamientos y los mismos pueden ser administrados por vía oral o subcutánea.

¿Cómo controlar las alergias?

En caso de alergias estacionales es importante conocer los pólenes que se encuentran donde uno habita para correlacionarse con el tipo de alergia del paciente y tomar medidas preventivas.

En alergias intra ambientales se aconseja:

Tener una buena ventilación.

El uso de trapo húmedo para limpieza.

El uso de materiales hipoalergénicos.

No fumar.

Muebles sobrios, sin tapizados, fácilmente lavables.

Evitar peluches, almohadones de pluma y muñecos de trapo.

No guardar ropa húmeda en la habitación ni ropa de lana.

Evitar mascotas.


 

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