¿Por qué la sangre es el “oro rojo”?

Sirve para transportar oxígeno y para obtener subproductos como las plaquetas. Su importancia se evidencia en caso de pérdidas y hemorragias y en el pedido de dadores voluntarios. Qué desafío impone este tópico a los médicos clínicos. 

La sangre es de importancia capital. Sin ella, la vida no sería posible. Solo al pensar que por su intermedio se transporta el oxígeno hacia los tejidos y se  retira el anhídrido carbónico como desecho y producto del propio metabolismo de todas nuestras células,  esto solo sería suficiente para la calificación  de «oro rojo».

Pero la sangre nos da mucho más, y es que siendo de fácil acceso por una punción venosa, nos permite en el laboratorio detectar nivel de glucosa, el tenor de diversos iones tales como el sodio o el potasio, y además investigar proteínas, enzimas o fermentos, e incluso marcadores tumorales para el diagnóstico o el seguimiento de diversos tipos de cáncer

De la sangre o tejido hemático se pueden obtener subproductos o derivados como las inmunoglobulinas, plaquetas o los diversos factores de la coagulación (plasma o crioprecipitados), a los fines de poder tratar trastornos de la coagulación con tendencia al sangrado, como la hemofilia y otros.

Además, el valor de la sangre humana se pone de manifiesto, cuando en razón de pérdidas como hemorragias en accidentes o heridos, o sometidos a diferentes procedimientos como la diálisis renal, trasplantes de corazón o aneurismas,  se requiere entre cuatro a 20 o 40 unidades de sangre en diversos casos. En cuanto a las plaquetas, de 20  a 30 unidades durante el tratamiento del cáncer en la quimioterapia.

Cada tanto nos enteramos de los problemas planteados ante la salida obligada y diaria y continua o uso requerido de unidades de sangre o plasma, y por el contrario pocos donantes o ingresos en los bancos, que tienen que salir a pedir espacio y cámara para poder incentivar la donación de sangre voluntaria.

Para cerrar con la clínica, el conocimiento de la sangre es primordial, ya que hay pacientes pálidos que tienen anemia (disminución de la producción de los glóbulos rojos) o por el contrario rubicundos y pletóricos, con aumento de la masa de glóbulos rojos o hematíes constituyendo  cuadros de exceso  que se denominan policitemia. Esta última puede tener diversas causas y de no ser tratada puede alterar la viscosidad de la sangre y dar lugar a peligrosos fenómenos de trombosis (formación de coágulos).

En muchos casos, el examen incluye la sangre periférica o circulante, o también exige investigar la médula ósea, que es la fábrica que se encuentra afectada (aplasia o insuficiencia de la maduración como la mielodisplasia, o una médula invadida por células tumorales-médula comprimida o empaquetada).

El tópico es amplio y, como se dará cuenta el lector, este capítulo de la medicina desafía al médico de cabecera en su saber y experiencia, ya que requiere del  análisis de elementos tanto de la clínica (semiológicos) como del laboratorio.

Es decir, el campo de la clínica hematológica impone una consulta con el médico de cabecera, por ser el que más conoce al paciente y de ser posible al hematólogo o especialista en los casos que lo requiera.

*El doctor Natalio Daitch es médico clínico. 

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