El verano 2021 es especial y diferente, para vos y para tu piel. En un contexto delicado de pandemia, algunas personas van a la playa o al río, otras optan por la pileta de un club o de una casa quinta, también están quienes disfrutan de sus días de calor bronceándose en la terraza, el balcón o el parque más cercano. Frente a este abanico de opciones, nos preguntamos: ¿en todos estos espacios, la protección solar debe ser la misma que siempre? ¿Tenemos que cuidarnos más -o menos- si lo que hay debajo de nuestra lona es cemento? ¿Y en el césped?
Dime dónde te expones y te diré cómo cuidarte
Tal vez creamos que en la playa o el río el sol “pega más fuerte” o que, por el contrario, el cemento levanta temperatura más rápidamente y por eso puede quemarnos más. Lo cierto es que los cuidados en el parque, en la terraza o el balcón, en el río o en la playa son los mismos. Entonces, ¿por qué en la playa tomamos color más rápidamente? Esto sucede porque la arena refleja la radiación y, por lo tanto, los rayos nos llegan desde arriba y desde abajo.
Lo importante a tener en cuenta es que el agua, la arena y el cemento hacen que los rayos del sol se reflejen y resulten más dañinos para nuestra piel, por lo que en estos lugares hay que tener especial cuidado. Por su parte, el césped es el ideal porque el factor de reflejo es mucho menor pero igual siempre hay que exponerse con protección y dentro del rango horario apropiado.
Entonces, ya sea que te quedes a pasar el verano en la ciudad o decidas viajar, hay cuidados comunes que se aplican en todos los casos:
- Emplear un factor de protección solar (FPS) mayor a 30.
- Aplicar el protector 30 minutos antes de la exposición en cantidad generosa y cubriendo todas las zonas del cuerpo. Reponerlo cada 2 horas.
- Respetar los horarios recomendados y evitar exponerse entre las 10 y las 16hs.
- Usar ropa clara, anteojos de sol con filtro UV y sombrero para proteger la zona del rostro y cuello.
- Si te vas a sumergir en el agua porque estás en el río, el mar o una pileta, recordá que tenés que reforzar el protector con mayor frecuencia para mantener tu piel protegida en todo momento.
Es importante que no asociemos la exposición al sol sólo al verano o las vacaciones. ¿Sabías que, según las estadísticas de The Skin Cancer Foundation, hasta el 40% de la radiación ultravioleta llega a la tierra en un día completamente nublado? A menudo, las personas sufren quemaduras graves porque pasan jornadas al aire libre sin ninguna protección. Se recomienda usar protector y cuidar la piel los 365 días del año, tomar conciencia de esta información es la principal fuente de prevención de los daños como envejecimiento prematuro, manchas o cáncer de piel.
¿Qué hacemos si la piel se pone colorada o se irrita después de tomar sol?
La piel es un órgano complejo con diversas funciones que resultan de reacciones químicas y físicas, entre las que se encuentran la de servir como barrera entre el medio interno y externo, para la protección contra agresiones físicas, químicas y microbiológicas. La radiación ultravioleta es uno de esos factores que la dañan y es por eso que el sistema de defensa se manifiesta frente a la exposición al sol. Uno de los efectos visibles más comunes es el eritema o «piel colorada». Si esto sucede es importante colocar productos descongestivos en la zona, humectar e hidratar con cremas o lociones que tengan antioxidantes.
Finalmente, considerando que la mayor fuente de vitamina D en humanos es la síntesis cutánea en presencia de luz solar, y teniendo en cuenta que fue un año en el que estuvimos muy guardados en casa, la exposición de 15 minutos diarios en horarios prudentes será muy beneficioso, ya que ayuda a la síntesis de esta vitamina, mejora el sistema inmune, sube las endorfinas que son las encargadas de la sensación de placer y aumenta ácido nítrico que interviene en la regulación de algunos fenómenos metabólicos, como la presión arterial.
¿Por qué el sol produce daños en nuestra piel?
Protegernos del sol no es algo que sólo tenemos que atender cuando llega el verano. Para prevenir lesiones, durante todo el año nuestra piel debe estar nutrida, hidratada (por dentro y fuera) y humectada, de acuerdo a nuestra edad y biotipo, debido a que es nuestro gran órgano de defensa y debemos mantenerla equilibrada y fuerte.
¿Qué pasa con los rayos solares? El sol es fuente de radicales libres, que son los encargados de degradar y de alterar los procesos biológicos en las células de nuestra piel. Este daño puede generar cáncer de piel, envejecimiento cutáneo, manchas, arrugas, deshidratación y flacidez, producto de la degradación de las proteínas como el colágeno y la elastina.
Todo lo que tiene que suceder en forma inexorable por el paso del tiempo es acelerado por el efecto de estos radicales libres que provocan un fotoenvejecimiento prematuro. Por eso, es fundamental cuidar siempre la piel del sol.
*Patricia Dermer es Química, Doctora en Análisis Biológicos y creadora de Lidherma.