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Covid-19: qué hacer para reducir el contagio en el transporte público

Medidas especiales que podés tomar a la hora de viajar en transporte público para evitar el contagio por coronavirus.

Claves para evitar el contagio de Covid-19 en el transporte público (Foto: Pixabay)

Con la vuelta a clases y a los trabajos presenciales, viajar en transporte público es inevitable. Con la vacunación de los más grandes estamos viendo unos sesgos de lo que era la vieja normalidad, pero no podemos olvidarnos que la pandemia sigue y que la Covid-19 sigue siendo un riesgo. Es por eso que hay que tomar todas las medidas posibles para reducir la mayor cantidad de riesgos de contagio a la hora de viajar en transporte público.

Hay algunas cosas esenciales que no pueden faltar: usar el tapabocas, tratar de evitar las horas más congestionadas y seguir las guías de distanciamiento físico. Seguir los consejos de salud pública es lo más importante y esto reducirá el riesgo significativamente.

Pero hay otras medidas menos obvias que vale la pena conocer. El análisis de la investigación del transporte y la psicología de pasajeros pueden ofrecer algunas claves, además de indicar los cambios que debemos llevar a cabo en los próximos meses.

 

Ventilación y flujo de aire

Cuanta más gente respire, tosa o hable en el mismo espacio confinado, mayores serán las probabilidades de resultar infectado.

La mejor opción, en lo posible, es optar por la bicicleta o caminar ya que así podrás mantener la distancia de los otros.

Los autos obviamente también son seguros, siempre y cuando viajes con gente que vive en tu casa. Pero si todos conducimos esto llevará al efecto de la «tragedia de los bienes comunes» de mayor tráfico y mayor costo medioambiental, así que es difícil recomendarlo como una alternativa socialmente responsable.

«Los autos son muy ineficientes al usar la infraestructura urbana. Si todos nos movilizamos en auto, nadie se mueve», dice Carlo Ratti, director del Senseable City Lab del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT).

Si viajás en tren, colectivo o subte, un factor que hay que considerar a la hora de planear tu ruta es la ventilación, explica Nick Tyler, investigador de transporte de la Universidad de Londres, quien ha hecho modelos de la forma como el virus se propaga en los autobuses.

«Afuera, en el aire libre, las microgotas se disipan en el aire y el viento», dice. «Una vez que están adentro, éstas tienen menos movimiento».

Los diseños difieren pero entre más ventanas abiertas, mejor. Por esta razón, un subte es más difícil de ventilar que un tren o colectivo en la superficie.

Según un estudio de 2018 realizado por Lara Gosce de la Universidad de Londres, la gente que usaba el metro de la capital británica regularmente tenía más probabilidades de sufrir síntomas de gripe que los que no lo hacían.

En general, los sistemas de ventilación del transporte público terrestre son menos efectivos que los de los aviones. El aire en los aviones es redistribuido a través de sofisticados filtros HEPA (recogedor de partículas de alta eficiencia) con una cierta frecuencia, lo cual debe bloquear la mayoría de las partículas virales.

«La ventilación en los aviones es muy criticada de muchas formas. En realidad es uno de los mejores sistemas que podemos encontrar», afirma Tyler.

Y a diferencia de muchos trenes y colectivos, el flujo de aire viaja directamente desde el techo al piso. Esto significa que las microgotas son empujadas al piso, lejos de las manos y las caras, más rápidamente.

Un vagón de subte, por el contrario, empuja el aire de forma horizontal, y usa filtros con menor rendimiento que los aviones, clasificados con siete en una escala de 20 en términos de eficiencia.

También hay que tener en cuenta que en los ambientes ruidosos, donde la gente debe inclinarse y gritar para ser escuchada, tienen mayor riesgo que los espacios silenciosos. Se piensa que esta es una de las razones por las que los clubes nocturnos o bares han experimentado altos niveles de contagio.

Así, es que un vagón de tren donde viajan personas que gritan o cantan o se ríen con mayor volumen presentará más riesgo que un vagón silencioso donde los pasajeros solo leen sus teléfonos.

 

Dónde sentarse

Siempre se dice que no hay que subirse a un vagón vacío, porque no te gustaría descubrir por qué todos han evitado subirse a ese vagón, por ejemplo, por un mal olor, o, en el peor de los casos, instancias de inseguridad.

Ese consejo sigue vigente, pero en la pandemia, evitar las multitudes de otros pasajeros es lo más prudente, en caso de ser posible.

Además de ser obligatorio el uso de tapabocas, muchas autoridades de transporte han introducido señales y anuncios para recordar a la gente que mantenga la distancia física cuando se siente. Sin embargo, hay otras cosas que hay que saber sobre qué asientos elegir o evitar.

Un estudio reciente en China analizó cuánto afecta la proximidad en los asientos en los trenes para el riesgo de transmisión. Al rastrear los viajes y el lugar del asiento de más de 2.000 personas que tenían el virus en la red de trenes de alta velocidad de China, entre diciembre de 2019 y marzo de 2020, lograron ver cómo el virus se desplazaba entre la gente.

Sentarse en la misma fila, especialmente una adyacente, tenía el mayor riesgo en este escenario en particular.

Al parecer los respaldos entre las hileras en el tipo de tren que estudiaron, un tren interurbano de alta velocidad, pudo haber ofrecido cierto tipo de barrera.

Es importante notar que los investigadores no descartaron que la transmisión en las hileras era más alta debido a que la gente sentada de forma adyacente tenía más probabilidades de ser familiar o amigo, y que tenían contacto cercano.

Quizás no sorprende que los viajes más largos incrementaron el riesgo, incluso para quienes estaban sentados a dos filas de distancia.

Los investigadores encontraron que después de dos horas, una distancia de menos 2,5 metros y sin tapabocas fue insuficiente para evitar la transmisión.

Algo tranquilizador fue el hecho de que sentarse en el mismo asiento de alguien que tenía el coronavirus no incrementó significativamente el riesgo de contagiarse.

 

Dónde pararse

Un estudio sobre conducta de pasajeros de metro en la ciudad de Nueva York sugiere que la gente que viaja parada tiene más probabilidad de agarrarse a los postes verticales que a otros asideros, como correas o tiras de resorte.

Aunque se piensa que el virus se transmite principalmente por el fino spray de aerosoles y microgotas que producimos cuando hablamos, respiramos o tosemos, también puede propagarse cuando tocamos superficies que están contaminadas con el virus y después nos llevamos los dedos a la boca o nariz.

Los investigadores también encontraron que los neoyorquinos que deciden pararse en los vagones tienen más probabilidad de permanecer cerca de las puertas, debido a la proximidad de la salida, las divisiones para recargarse o la oportunidad de evitar el contacto visual con los pasajeros sentados.

Así, quedarse cerca de las puertas puede tener beneficios mixtos. Quizás es uno de los espacios mejor ventilados, pero también es el más congestionado.

A pesar de que el transporte público es un gran foco de contagio, un rastreo de contactos en Japón, Francia y Austria no encontró vínculos entre los brotes y las redes de transporte público. Algunos modelos matemáticos también sugieren que el transporte público bien ventilado con el uso de tapabocas presenta menos riesgo que otros ambientes interiores, como un bar concurrido y poco ventilado.

 

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