Tener un hijo es una experiencia indescriptible, pero la felicidad y emoción de los padres primerizos suele conllevar también miedos y dudas con respecto a los cuidados del niño.
El temor más común de cualquier mamá o papá es que su bebé se enferme. Frente a ese cuadro, muy frecuente durante los primeros años de vida, donde los niños están expuestos a diversos factores de riesgo, es importante reaccionar de manera coherente y no entrar en pánico. Las siguientes situaciones ameritan una consulta con el doctor:
• Llanto inconsolable fuerte, constante e irritable. En este caso, lo primero que hay que hacer es alimentar al bebé, cambiarlo y controlar su temperatura. Si después de estas acciones continúa llorando y no encontramos el por qué, hay que acudir al médico.
• Fiebre. Frente a estos cuadros siempre es necesario consultar, especialmente en los recién nacidos, ya que su sistema inmunitario aún no está totalmente desarrollado como el de los adultos, por lo que las temperaturas corporales elevadas podrían ser altamente peligrosa para su salud y generar convulsiones.
• Hipotermia. Si la temperatura del bebé es más baja de lo normal, considerar primero si no está desabrigado y arroparlo. En caso de que no recupere la temperatura media, hacer una consulta.
• Diarreas y vómitos. En algunas ocasiones, es difícil diferenciar las diarreas de las deposiciones normales, ya que el niño alimentado con leche materna presenta deposiciones semilíquidas a liquidas, aproximadamente 10 veces al día. Teniendo en cuenta estas consideraciones, si se identifica un cambio en la coloración u olor, se debe pensar en una diarrea y consultar al pediatra, más aun si es acompañada con vómitos, ya que el bebé puede deshidratarse.
• Reacción alérgica. Si al niño le aparecen manchas rojas en la piel, tiene dificultades para respirar, se le hinchan los labios, la lengua, la cara o el cuerpo en general, es indispensable consultar al médico.
• Golpes y heridas. Si el golpe ha sido fuerte, se debe acudir a urgencias lo antes posible, sobre todo si es en la cabeza.
• Constipación. Si el bebé la presenta, se pueden esperar hasta 5 días y luego consultar.
• Cólicos persistentes. Si se prolongan más de una hora, hay que contactar al pediatra.
• Posibles ingestas de tóxicos o cuerpos extraños. Ante la sospecha que el bebé haya ingerido algún elemento tóxico, el cuadro debe ser tratado lo antes posible. La ingestión de un cuerpo extraño también es frecuente en los niños y en muchos casos puede provocar ahogos, que deben ser asistidos inmediatamente.
• Secreción ocular. Es un síntoma que se manifiesta por la obstrucción del conducto lagrimal, reacciones alérgicas o infecciones como conjuntivitis virales o bacterianas y otras enfermedades, por lo cual requiere consulta.
• Dificultad para respirar. Es siempre un motivo de consulta al médico. En algunos casos, la secreción nasal puede generarla, para lo que se utiliza una perita de goma para aspirar la mucosidad. Sin embargo, si el bebé presenta aleteo nasal, con cambio de coloración de labios, mucosas, extremidades y hundimiento de la piel en el espacio intercostal (tiraje), con cambio en el ritmo respiratorio, es indispensable recurrir a su pediatra.
• Falta de apetito. Por lo general es un síntoma de enfermedad que está evolucionando y demanda su atención.
• Regresión de habilidades logradas. Un ejemplo de consulta inmediata es si un niño que gateaba o caminaba, ahora no lo hace. También el letargo, que se produce cuando el bebé está muy dormido y no responde a la voz de los padres o a los estímulos habituales.
*La doctora María Cecilia Avancini es médica pediatra y Jefa de Pediatría de vittal.