Los desórdenes de hipertensión son las complicaciones médicas más comunes del embarazo, y ocurren aproximadamente en el 8-10% de los casos según indicó la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (SAHA).
La doctora Judith Zilberman, presidenta de la SAHA , especificó que “algunos datos demuestran que hasta un 17 % de las embarazadas sufre lo que se denomina `hipertensión gestacional o también llamada hipertension inducida por el embarazo´, que la mayoría de las veces constituye una alteración leve, pero en ocasiones puede plantear complicaciones severas y llegar a tener un gran impacto en la salud de la embarazada y su bebé”.
Una mujer es diagnosticada con hipertensión gestacional cuando su presión arterial supera los valores de 140/90 mm Hg después de la semana 20 de embarazo, sin que ese registro se acompañe de daño en órganos sensibles, especialmente en el riñón.
“Dado que la hipertensión arterial es una enfermedad asintomática, hay mujeres que presentan presión arterial elevada antes de la semana 20, desconociendo que ya eran hipertensas previamente al embarazo. Por ello el control y seguimiento de las embarazadas es una gran oportunidad de detectar problemas de salud prevenibles en la mujer, que van más allá de los nueve meses que dura la gestación”, señaló Zilberman.
La presión arterial elevada durante el embarazo puede causar complicaciones para la madre y el bebe si no se trata rápidamente, “como por ejemplo sufrir preeclampsia o un nacimiento prematuro”, advirtió la presidenta de la SAHA.
“La HTA no genera síntomas, por lo cual se aconseja realizar una consulta cardiológica durante el trascurso del embarazo. Si la mujer embarazada necesita tomar medicamentos para mantener su presión arterial bajo control, debe ingerirlos todos los días”, agregó.
El mejor modo de prevenir los cuadros de HTA es mantener un estilo de vida saludable, incluso antes de comenzar la gestación, mantenerse activo y con una dieta mediterránea variada y un adecuado aporte de productos lácteos, lo cual puede retrasar la aparición de un problema durante la gestación, o al menos facilitar su manejo.
“En la dieta de la mujer embarazada no deben faltar las proteínas, imprescindibles para un adecuado crecimiento del feto. El suplemento de ácido fólico ha permitido disminuir las complicaciones neurológicas graves que aparecen cuando se produce un déficit”, añade Zilberman.
Las mujeres con más riesgo de sufrir complicaciones en el embarazo son aquellas que presentan sobrepeso u obesidad, embarazos múltiples, las menores de 20 años y las mayores de 40 o las que ya presentaron estos problemas en embarazos previos.
“Las mujeres embarazadas deben realizar una consulta urgente al médico cuando su presión arterial supere los 140/90 mm Hg, tengan visión borrosa o nublada, así como cuando padezcan dolor de cabeza intenso, náuseas y/o vómitos persistentes. Además, deben acudir a un profesional si notan una disminución o ausencia de movimientos del bebé, si registran dolor en el abdomen superior derecho o en la boca del estómago, si padecen fotofobia (intolerancia a la luz) o si advierten una exagerada tendencia al sueño (somnolencia)”, detalla la presidente de SAHA.