Ocho de cada diez chicos en edad escolar tienen pediculosis, un mal endémico que requiere de un control regular y minucioso por parte de los padres para evitar contagios e infecciones, según un informe del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires.
Si bien la molesta picazón es el síntoma más conocido de la pediculosis, esto no representa la mayor consecuencia. No tratar la epidemia deriva en que “el rascado desesperado de los chicos les provoque microheridas en el cuero cabelludo lo que, a su vez, permite el ingreso de bacterias al organismo procedentes de la materia fecal del insecto, que pueden generar infecciones, irritación excesiva en el caso de las personas alérgicas, costras, supuración y la inflamación de los ganglios”, explicó Alicia Rossito, dermatóloga del hospital provincial Sor María Ludovica de La Plata.
“Las aulas son lugares ideales para la proliferación de este parásito, por eso se requiere el compromiso de todos los papás, ya que de nada sirve que a un chico se le pase el peine fino todos los días si está rodeado de compañeros cuyas familias no toman ninguna medida al respecto”, explicó Rossito.
Si bien el piojo no salta como se suele creer, el contagio es muy simple: se produce por contacto directo de una persona infectada con otra, o bien por compartir elementos que pueden tener piojos, como peines, cepillos, colitas, fundas de almohadas, toallas y hebillas.
“De nada sirve realizar los tratamientos o quitar los piojos en forma regular con el peine fino, si no se toman medidas con esos objetos en los cuales el parásito puede vivir hasta 48 horas”, agregó Rossito y recomendó que todas las cosas que estén en contacto con la cabeza se laven y, si es posible, se las deje fuera de la casa a una temperatura ambiente baja durante un par de noches.
“Los piojos pueden vivir fuera del organismo humano sólo si se dan ciertos niveles de humedad, de entre el 70 y el 90 por ciento, y una temperatura de alrededor de 30 grados. Por lo tanto, si los elementos que están en contacto con la cabeza se dejan fuera del hogar durante la noche lo más probable es que no sobrevivan”, explicó Rossito.
Los especialistas recomiendan, además, lavar y planchar las sábanas en forma frecuente y, en especial, las fundas de las almohadas para evitar volver a contagiarse luego de un tratamiento con pediculicida.
Incluso, se puede utilizar el freezer para colocar los objetos que están en contacto con la cabeza, “habida cuenta de que con las bajas temperaturas, el piojo muere”, comenta Rossitto.
Por otra parte, la especialista asegura que, más de una vez, los pacientes llegan al Hospital por otras patologías del cuero cabelludo y recién de ese modo indirecto, se llega a la pediculosis como causa primaria de la afección.
Cómo eliminarlos
Los piojos deben buscarse, en especial, detrás de las orejas y en la zona posterior de la cabeza. “El mejor consejo consiste en que las mamás se tomen un rato todos los días para revisar a los hijos y, de este modo, tratar de que entre al hogar el menor número posible de estos parásitos «, explicó Rossitto para luego agregar que «no existen tratamientos efectivos eficaces».
Lo conveniente es pasar el peine fino durante el baño diario con la ayuda de una crema de enjuague, para facilitar el deslizamiento, inmovilizar al piojo y atraparlo fácilmente.
De todos modos, este proceso no sirve a la hora de desprender las liendres, ya que el piojo las pone hasta 10 veces al día; por lo tanto Rositto recomienda repetir el procedimiento, como mínimo, una vez por semana, “cuando se supone que la liendre eclosiona y nace la larva, que constituye el primer estadio de este insecto”.
Por otra parte, los pediatras insisten en los riesgos de automedicarse: el uso de sustancias no aprobadas para tratar la pediculosis puede resultar altamente tóxico. “Hemos visto casos donde se utilizaron pulguicidas de uso veterinario, kerosene o insecticidas, sustancias que no sólo carecen de efectos contra los piojos y liendres sino que además pueden provocar serias intoxicaciones”, señaló Ana Girardelli, jefa de Toxicología del Hospital de Niños. Detalló además que “esos productos incluso producen trastornos crónicos de orden neurológico, reproductivo e inmunológico”.
En cuanto a los pediculicidas, Rositto recomendó consultar con el pediatra o el dermatólogo antes de optar por alguno en particular y concluyó que no deben utilizarse en niños menores de un año.
En síntesis, para prevenir y controlar el contagio se deben adoptar las siguientes medidas básicas: efectuar el tratamiento al menos una vez por semana, usar el pelo corto o recogido, lavar el cabello con la mayor frecuencia posible y revisarlo diariamente, y, en caso de contagio, dar aviso en los lugares de concurrencia habitual, como escuelas, jardines y oficinas.