Un matrimonio tiene más riesgo de terminar en divorcio cuando la esposa, y no el marido, cae gravemente enferma, según un estudio sociológico estadounidense.
El trabajo publicado en el número de marzo del Journal of Health and Social Behavior muestra que hay 6% más probabilidades de divorcio cuando la esposa tiene una patología grave que cuando está con buena salud. En cambio, si es el marido el que enferma, la probabilidad de divorcio permanece igual.
El estudio conducido por la socióloga Amelia Karraker, profesora de la universidad Iowa State, analizó 2.701 matrimonios que habían permanecido unidos 20 años y en los que al menos uno de los cónyuges no tuviera menos de 51 años. El 32% de ellos terminaron en divorcio y 24% en viudez.
La investigación halló que la enfermedad puede afectar a la pareja, sobre todo por motivos financieros, y conducir al divorcio.
Pero cuando la enferma es una mujer, «la calidad del cuidado es otro factor», dijo la socióloga. «Las mujeres generalmente están menos contentas que los hombres de la atención que se les presta», agregó.
Esto se debe, según Karraker, a que a menudo los hombres de cierta edad no han sido educados como las mujeres para cuidar de la pareja.
Los casos analizados no precisan si fue el hombre o la mujer quien decidió divorciarse, pero el estudio «muestra la vulnerabilidad de las personas cuando se enferman», dijo la socióloga.
Karraker afirmó que se interesó en este problema luego de los ejemplos de dos políticos célebres en Estados Unidos, John Edwards y Newt Gingrich, que fueron muy criticados por haberse divorciado de sus esposas enfermas.