Afirman que más del 80% de los tumores en el hígado están relacionados con hepatitis virales

Este tipo de cáncer es el quinto más frecuente en el mundo. La infección por los virus B y C pueden producir casos crónicos que progresan hacia el desarrollo de fibrosis. Cuando esto ocurre, las células proliferan de manera excesiva y se convierten en malignas

Más del 80% de los tumores de hígado están relacionados con los virus de la hepatitis B y C, indicó hoy un informe del Hospital Universitario Austral (HUA).  Por otra parte, el documento alertó que a pesar de las campañas de prevención, se multiplican los casos de esa enfermedad, que puede ser tratada.

La infección por estos virus ocasiona casos crónicos de la enfermedad, que son procesos de inflamación y lesión celular del hígado que pueden progresar hacia el desarrollo de tumores. En relación al tema, Marcelo Silva, jefe del Servicio de Hepatología del HUA, precisó que «existe una relación entre el cáncer de hígado, el quinto tumor maligno más frecuente en el mundo, y las hepatitis virales«.

Silva añadió que «contrariamente a lo que mucha gente cree, la asociación con los tumores no se da sólo con la hepatitis B, sino también con la C, sumando las dos el 80% de los casos de cáncer de hígado».

Un trabajo realizado por un equipo de científicos de la Universidad Cheng Kung de Taiwán, publicado en la revista Science Translational Medicine, reveló que no sólo existe una relación entre el cáncer de hígado y la infección por hepatitis, sino que esa situación es más frecuente en hombres que en mujeres.  Los investigadores estimaron que la diferencia entre los géneros se atribuiría a que el ADN del virus de la hepatitis tendría una secuencia predispuesta a juntarse con los receptores de andrógenos, que es la hormona masculina.

Silva aclaró que «en los países de Asia, donde la hepatitis B es un mal endémico, pese a que existen múltiples estrategias de prevención tanto primaria como secundaria que podrían ayudar a disminuir la tasa de infección”, pero luego agregó que “esas medidas a menudo no se cumplen y parte de la población no accede a ellas».

 
La infección por los virus generan hepatitis crónicas, o sea procesos de inflamación y lesión celular que progresan hacia el desarrollo de cuadros de fibrosis que pueden perpetuarse por décadas. Según el médico, «esos procesos se acompañan de la pérdida de los mecanismos de control que regulan la reproducción celular, con lo cual las células hepáticas proliferan excesivamente y se transforman en malignas».

No obstante, tanto en el caso del hepatocarcinoma como en cualquier otro tipo de tumores, hay varios factores que deben coexistir para que el paciente desarrolle cáncer. Entre ellos figuran agentes exógenos, la predisposición genética del paciente y factores ambientales como el alcohol, la obesidad y la sobrecarga de hierro en el organismo.

«Por esa razón, cuando pensamos en la prevención, lo más eficaz es evitar contraer las infecciones, para lo cual es fundamental la aplicación universal de la vacuna contra la hepatitis B y prestar atención a factores que pueden ser de riesgo como las transfusiones de sangre, la promiscuidad, la utilización de drogas intravenosas y los tatuajes», indicó el doctor. Pero si la infección se instala, la clave es detectarla precozmente para tratarla con el variado arsenal terapéutico del que se dispone para enfrentar los casos de hepatitis, señaló Silva.

 
Los datos de la Organización Mundial de la Salud indican que hay cera de 400 millones de personas afectadas con el virus de la hepatitis B, mientras que de la C son aproximadamente 200 millones. Argentina se ubica dentro de los países con mediana o baja prevalencia de estas afecciones, y si bien no hay datos oficiales, se estima que entre el 1 y 2% de la población ha padecido hepatitis B o C.

La vacuna para la B es una de la estrategias más importante de prevención y posee una eficacia superior al 90%. Los niños deben recibirla luego de su nacimiento y, en caso de que no se haya cumplido con la aplicación, es fundamental inmunizarlos durante la adolescencia.

Las vías de contagio más frecuentes, al menos en Latinoamérica, son la sexual y la utilización de procedimiento médico-quirúrgicos inseguros. Por este motivo, el documento resalta que es fundamental capacitar a los médicos e integrantes del sistema de salud para que, ante una primera consulta y con sólo realizar cinco o seis preguntas, puedan identificar a aquellas personas que presentan factores de riesgo. La detección de la hepatitis se hace por medio de un análisis de sangre y el resultado se obtiene rápidamente, por lo cual puede realizarse el tratamiento en forma precoz.

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