Un relevamiento entre científicos dedicados al estudio con células madre en Argentina será plasmado en normas jurídicas con valores sociales aceptables para la investigación con material biológico, con la que se intenta curar enfermedades ahora incurables, informó hoy una comisión asesora ministerial.
Con el estudio entre los científicos se procura avanzar «en algún modelo regulatorio, como una resolución administrativa ministerial o del instituto dedicado al trasplante de órganos Incucai”, dijo Fabiana Arzuaga, coordinadora de la Comisión Asesora en Medicina Regenerativa y Terapias Celulares, que depende al ministerio de Ciencia y Tecnología.
Arzuaga colaboró en la investigación y presentó los resultados de las «entrevistas a 22 científicos respecto a los valores sostenidos por los actores relevantes en la materia, que permitirán elaborar normas jurídicas en las que estén plasmadas valores sociales y éticos”.
Los entrevistados para el proyecto «Regulación de la investigación con células madre y valores sociales en Argentina” -financiado por el Consejo de Investigación Social y Económica del Reino Unido y cuyo investigador principal es el británico Shawn Harmon- fueron seleccionados de entre las comunidades médicas, académicas, regulatorias y científicas argentinas.
Harmon consideró que el sondeo arrojó que «no hay una correcta distinción entre las células madre embrionarias -que forman parte de la masa celular de un embrión y dan origen a los tejidos humanos- y adultas -como la médula ósea-“.
Los antecedentes normativos son la «prohibición de clonación humana, en 1997, y la regulación que establece el Instituto de Ablación e Implantes-Incucai para trasplantes de tejidos en pacientes”, indicó el investigador británico. A su vez planteó que «si bien la legislación prohíbe el aborto, el procedimiento se hace en forma regular con fácil acceso, y sin una regulación positiva”.
Como contrapartida, en la investigación con células madre, pese a que «no hay prohibiciones taxativas, se requiere crear un ambiente positivo para la investigación básica en la ciencia junto con la protección para el paciente ante los ensayos clínicos”, enfatizó Harmon.
El científico afirmó que, pese a que concierne a la salud de las personas, «no está instalado un debate público del tema células madre, que es acaparado por la institución de la Iglesia católica con enfoque negativo, o mantenido en reducidos grupos profesionales”.
Acerca de la matriz de la cual tomar valores sociales aceptables, los científicos consultados mencionaron el juramento hipocrático, que obliga a priorizar la salud del paciente; los problemas éticos planteados por la teoría moral; la consulta no con instituciones religiosas -por considerarlas autoritarias- sino con entidades dedicadas a los valores espirituales, y la preservación de la dignidad humana.
«Se percibió que hay condiciones para abrir un debate científico en forma democrática”, dijo Harmon, quien observó que «el sistema actual regulatorio no ofrece monitoreo adecuado sobre los profesionales”.
Respecto al panorama actual de la investigación en Argentina, el asesor del Incucai Jorge Peralta informó que «no hay proyectos aprobados para investigación clínica y sólo uno pasó a la aprobación y publicación; además, algunos autorizados fueron suspendidos por desvío de los protocolos”.
«Todo lo que no sea trasplante de médula ósea para regeneración de sangre está en fase de investigación y por lo tanto es gratuito”, precisó el asesor de la Comisión ministerial Fernando Pitossi, en referencia a la comercialización de algunas terapias ofrecidas en el mercado.
«Las nuevas tecnologías deben regularse y controlarse porque implican riesgos a la salud y porque pueden modificar la línea germinal de la especie humana?, enfatizó Arzuaga