Los cambios de presión durante los viajes en avión podrían hacer que las bombas de insulina que se le colocan a los diabéticos emitan demasiada o muy poca cantidad de medicación, lo que podría poner en riesgo a los pacientes sensibles a estas variaciones. extremadamente sensibles a estas variaciones. Así concluyó un estudio publicado en la revista Diabetes Care.
Expertos dirigidos por Bruce King, del Hospital de Niños John Hunter en Newcastle, Australia, afirmaron que se decidieron a investigar el tema luego de saber de una niña de 10 años con diabetes tipo 1 a la que le bajó demasiado la glucosa una hora después del despegue.
Tras escuchar que otros diabéticos que usaban bombas de insulina -las cuales se colocan generalmente a personas con diabetes tipo 1 para que administren la hormona a lo largo del día- tenían experiencias similares, los investigadores pusieron 10 de estos dispositivos en un vuelo comercial.
Durante el despegue, cuando la presión del aire estaba disminuyendo, las bombas emitieron entre 1 y 1,4 unidades extra de insulina, en promedio. Mientras que en el aterrizaje, cuando la presión estaba en aumento, cierta cantidad de insulina regresó a las bombas, lo que provocó la emisión de poca cantidad de la hormona, es decir menos de una unidad.
«La reducción de la presión atmosférica provoca la emisión predecible e involuntaria de insulina en las bombas por la formación de burbujas y la expansión de las burbujas existentes», escribió King y su equipo.
El autor añadió que «cualquier persona que usa una bomba de insulina debería saber que los grandes cambios en la presión pueden causar este efecto». No obstante, otros especialistas opinan que el problema es poco frecuente y que, en la mayoría de los pacientes rara vez causa problemas. Entre ellos está Robert Cohen, endocrinólogo de la Facultad de Medicina de la University of Cincinnati, quien no participó del estudio. En su opinión «las personas muy sensibles a los pequeños cambios en las dosis son las que van a ser más susceptibles a esto, mientras que las que reciben dosis amplias o que no son muy sensibles (…) son mucho menos propensas a verse afectadas».
El equipo de King recomendó desconectar la bombas antes del despegue y del aterrizaje y asegurarse de que no haya burbujas de aire en la insulina antes de reconectarlas, aunque Cohen señaló que era extremadamente importante que las personas sepan cómo realizar esto correctamente.
Cohen añadió que los pacientes deberían chequear con sus médicos si esto podría ser un problema para ellos y, en caso afirmativo, cómo lidiar de manera segura con el asunto.