Científica japonesa acusada de fraude defiende su trabajo entre lágrimas

Es Haruko Obokata, quien había anunciado a las células STAP, prometedoras para la medicina regenerativa. Dijo que cometió errores por falta de competencias, pero que sus hallazgos no son falsos. 

Haruko Obokata defiende su trabajo entre lágrimas.

La joven científica japonesa Haruko Obokata defendió el miércoles llorando la existencia de las células STAP, en su primera aparición ante las cámaras desde que fue acusada de irregularidades en su investigación sobre este descubrimiento potencialmente revolucionario.

«Quizás haya sobrepasado mis competencias firmar un artículo en la revista Nature», reconoció la mujer que, con 30 años, dirige una unidad de investigación en el instituto público japonés Riken.

Sin embargo, aunque reconoció errores en la forma en que sus trabajos -potencialmente revolucionarios para la medicina- presentados en esa revista científica británica a fines de enero, Obokata rechazó las acusaciones de «falsificación e imitación».

La investigadora insistió en que las equivocaciones de forma cometidas «por falta de aprendizaje» no afectaban la realidad del fenómeno que ella observó y llamó células STAP (stimulus-triggered acquisition of pluripotency, adquisición de la pluripotencia por estímulo). Se trata de células que volvieron a un grado casi embrionario por un procedimiento químico nuevo y eran capaces de evolucionar luego para crear órganos diferentes.

«El fenómeno de las células STAP es una realidad que yo verifiqué en más de 200 oportunidades«, aseguró Obokata.

«Yo hice esas investigaciones para que algún día las STAP sean útiles para alguien. Yo hice experimentos todos los días», insistió, evidentemente muy emocionada y atemorizada, durante tres horas ante flashes incesantes.

Fue la primera vez que se expresaba directamente ante los medios de comunicación desde que estalló la polémica.

«Siento una gran responsabilidad y pido perdón por haber ocasionado preocupaciones al Riken y a los coautores» de la investigación, declaró al comenzar.

«Yo quería hablar antes, pero el Riken no me dio la oportunidad», se quejó sin embargo, asegurando que había «acumulado tantas cosas que deseaba decir».

Obokata había publicado en enero en Nature una comunicación presentando un método inédito y que llamó mucho la atención sobre la creación de células pluripotentes a partir de células maduras.

Sin embargo, poco después se señalaron «rarezas» y uno de los coautores cuestionó la publicación, afirmando que a su entender una parte de las informaciones publicadas era falsa.

Entonces el Riken creó un comité investigador que, la semana pasada, concluyó que hubo irregularidades en la publicación de los resultados.

Esas conclusiones son tan severas que hacen dudar de la existencia misma de las células STAP, aunque el comité no se pronunció directamente sobre eso.

Obokata se defendió el miércoles en todos los puntos litigiosos presentados en las últimas semanas en la prensa y sobre los cuales los periodistas la interrogaron sin miramientos, al punto de que terminó llorando.

«Quiero que mis investigaciones continúen para que otros puedan reproducir mis experiencias y se pruebe que las STAP son una realidad», pidió. Luego, su abogado dio explicaciones sobre la apelación que ella presentó ante su empleador, que le amenaza con sanciones por haber «creado falsificaciones».

En su recurso, la investigadora explica que si bien combinó imágenes surgidas de experiencias diferentes, lo hizo «sin la intención de engañar».

“No hubiera habido dudas sobre la realidad de las células STAP si yo hubiera podido presentar los resultados en una forma más apropiada», reconoció.

Si la creación de células STAP fuese posible con todo tipo de células, según el método descrito por Obokata, sería una esperanza excepcional para la medicina regenerativa, que consiste en recrear partes de órganos o de tejidos dañados por una enfermedad o un accidente.

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