El dinero que se gasta en cigarrillos representa el 6,2% de los ingresos mensuales de los hogares más pobres, según lo reveló el Proyecto «Buenos Aires, Ciudad Libre de Humo», en el marco del Día Internacional del Aire Puro, que se conmemora cada tercer jueves de noviembre.
Los datos surgen del estudio «Tabaquismo y su relación con la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires”, del profesor doctor Martín González-Rozada, quien analizó la relación entre la prevalencia del consumo de trabajo y la carencia en los últimos ocho años.
Entre los principales hallazgos se encontró que la prevalencia general se encuentra por encima del 27,5% (casi 31% en hombres y 25% en mujeres), que aumentó entre 2005 y 2009 desplazándose de los hogares más ricos a los más pobres.
«Mientras en 2005 se fumaba en 24,66% de los hogares más pobres, en 2009 se fumaba en 26,66% de los hogares más ricos», señaló González-Rozada.
El economista destacó que «hace muy poco se presentó la Encuesta de Opinión de los ciudadanos de la Ciudad de Buenos Aires, obteniendo una prevalencia aún menor: 23,5%».
Marta Angueira, directora del Proyecto «Buenos Aires, Ciudad Libre de Humo», explicó que «lamentablemente, para la gran mayoría de hogares menos favorecidos, el tabaquismo es una enfermedad cuya prevalencia va en aumento».
«Esto pasa aquí y en todo el mundo, ya que la epidemia se traslada de los países desarrollados a los países en desarrollo: se calcula que en 2030 morirán 3 millones de personas en países industrializados y más del doble en países en desarrollo a causa del tabaco. Los hogares pobres cuentan con menos recursos para la atención médica, y en el mundo gastan entre 4 y 5 % para comprar cigarrillos», indicó Angueira.
El estudio tomó como fuente cinco importantes encuestas nacionales: la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares (ENGHo) 2004/2005, las Encuestas Nacionales de Factores de Riesgo (ENFR) 2005 y 2009 y las Encuestas Nacionales de Consumo de Sustancias Psicoactivas (ENPreCoSP) 2008 y 2011.
González-Rozada comentó que «el promedio de consumo es de 11 cigarrillos diarios, según las distintas encuestas analizadas».
«De acuerdo con la ENGHo, la cantidad de cigarrillos consumida diariamente por hogar es en promedio 14,51 en tanto que en las otras cuatro bases de datos encontramos un consumo medio diario individual de entre 11,59 y 12,35. Esto sugiere que la cantidad de fumadores por hogar factiblemente no excede, en promedio, la unidad», comentó el especialista.
También se puede apreciar una reducción de la prevalencia del tabaquismo en los individuos menores de 25 años en alrededor de 5%, acompañada de un aumento de prevalencia de esta enfermedad en los individuos de entre 45 y 65 años.
La distribución por rangos de edad muestra que los hogares con jefe mayor de 65 años son los que registran menos proporción de fumadores.
Al respecto, González-Rozas indicó que «si bien habría una reducción de la prevalencia del tabaquismo de 2008 a 2011, esta no estaría acompañada de una reducción en la cantidad de cigarrillos consumidos por los fumadores».
Sobre esto, dijo que «a mayor edad, mayor es el consumo» y puso de relieve que «entre los desocupados hay más consumo que entre los ocupados y activos».
«El tabaquismo es un fenómeno que se da con mayor intensidad en hombres que en mujeres. Todas las fuentes analizadas coinciden en asignar un mayor consumo medio diario a hombres que a mujeres. Lo mismo ocurre con la prevalencia, aunque en algunos casos se trata de diferencias de menor magnitud», explicó el especialista.
Por su parte, Angueira indicó que «la evidencia internacional señala que este desvío de recursos hacia el tabaco tiene un costo de oportunidad elevado: la enfermedad hace que las familias pobres gasten más en tabaco y menos en comida, atención médica, educación y otras prioridades que contribuirían al crecimiento y desarrollo del país».
La experta destacó que en hogares donde los recursos no abundan «un 6,2% es demasiado alto, teniendo en cuenta que para el mismo período en promedio gastan el 32% de los ingresos era para alimentos y bebidas y apenas un 3,3% para enseñanza, un 8% para esparcimiento y un 8,6% en salud».
En ese sentido, alertó que «las personas gastan lo poco que tienen en un producto que los va a enfermar e incluso matar» y añadió que «el cigarrillo los llevará a gastar más recursos en salud, deteriorando cada vez más su calidad de vida».
«Recordemos que el tabaquismo es una adicción que puede producir la muerte al que fuma o al que aspira el humo pasivamente. Un fumador menos representa aire más puro, para él, para su familia y para quienes lo rodean. El día en que toda la sociedad entienda que esta es una enfermedad que requiere atención, la salud habrá ganado una de sus mayores batallas», concluyó Angueira.