Claves del cáncer de mama, en preguntas y respuestas

Sepa cuáles son los factores de riesgo para contraerlo. Conozca también cuando debe realizarse controles y las opciones del tratamiento.

El cáncer de mama es una enfermedad multifactorial.

El cáncer de mama es un problema de salud pública en muchos países y también en la Argentina, tanto por la cantidad de mujeres que son afectadas como por las complejidades que impone su control. La detección temprana es fundamental para el tratamiento y la cura de esta enfermedad. Conozca en cuatro peguntas cuáles son los factores de riesgo para contraer esta afección, qué hacer para modificarlos, cuáles son los exámenes diagnósticos y las opciones de tratamiento.  

¿Cuáles son las principales causas, factores de riesgo y métodos de prevención?

El cáncer de mama es una enfermedad multifactorial. Es el producto de diferentes factores de riesgo y de estilos de vida, así como también de una carga genética que predispone a la mujer a enfermar o no. Son factores de riesgo, los antecedentes familiares de esta enfermedad, ser mayor de 50 años, un estilo de vida sedentario, el alto consumo de grasas, el exceso de peso y el consumo de alcohol más que moderado. Pero la buena noticia es que sobre muchos de estos factores se puede actuar para disminuir el riesgo. Se ha detectado que llevar una vida saludable puede cambiar mucho el espectro de afecciones no sólo oncológicas sino también cardiovasculares. El ejercicio físico aeróbico, por ejemplo, puede operar en la reducción de riesgo del cáncer de mama, especialmente en la postmenopausia. Menos del 5% de todos los diagnósticos están relacionados con factores genéticos, que son muy determinantes.

 ¿A qué edad las mujeres deben realizarse mamografías? ¿Cada cuánto tiempo deben controlarse?

La incidencia del cáncer de mama aumenta a partir de los 45-50 años, y la mortalidad por esta enfermedad aumenta un tiempo después de esa edad. La evidencia científica muestra que el grupo en el que la mamografía brinda más réditos es el de mujeres de 50 a 70 años. Estudios hechos cada dos años parecieran ser tan efectivos como los realizados con más frecuencia, además de tener menos tasas de sobrediagnóstico y efectos adversos. Esto no quiere decir que mujeres fuera de ese rango etario no deban hacerse mamografías. Es muy importante tener en cuenta que tanto en las adultas de entre 40 y 50 años como en las mayores de 70 la decisión de hacerse o no este estudio debe ser personalizada. La mujer debe hablarlo con su ginecólogo/a o con su médico/a de cabecera, y valorar los pros y los contras de realizarlo. Cualquier intervención médica trae aparejados costos y beneficios. El beneficio potencial de la mamografía es el poder diagnosticar tempranamente una enfermedad y ofrecer por lo tanto mejores oportunidades de cura.

¿Cuáles son los avances científicos más notables en la última década?

Se sabe que el cáncer de mama no es una enfermedad sino una familia de enfermedades que se originan en la misma glándula, pero no en las mismas células ni por los mismos mecanismos. Cada vez es más claro que los diferentes subtipos de cánceres de mama se comportan diferente y tienen distintos pronósticos y respuestas a tratamientos. Uno de los grandes avances es la descripción de los perfiles moleculares. Esto permite el desarrollo de moléculas que están destinadas a modificar algunos procesos muy críticos dentro de los mecanismos celulares. Muchos grupos de investigación en el país trabajan para desarrollar marcadores (genéticos) que permitan predecir cómo se comportarán determinados cánceres en cada paciente. Estas investigaciones pueden servir para predecir qué tratamientos van a ser más útiles en cada tipo de tumor, ya sea con procesos tradicionales como la hormonoterapia, la quimioterapia, la radioterapia, o con opciones más modernas como los anticuerpos monoclonales.

¿Qué tipo de exámenes diagnósticos existen?

Básicamente hay dos formas de detectar el cáncer de mama. Una es cuando la enfermedad provoca síntomas, a través de un nódulo palpable o de alguna alteración en las características de la mama. En un estado avanzado de la enfermedad se pueden observar síntomas como retracción del pezón, cambios en el color de la piel, prurito o lesiones descamativas en el area. Por otra parte, existe la posibilidad de detectarlo en su fase asintomática, cuando todavía la lesión no es palpable, o es mínimamente palpable, y eso se hace a través de una mamografía. Hay otros métodos diagnósticos por imágenes, como la ecografía, que se usa en forma complementaria a la mamografía. Y también hay un método más sofisticado, que es la resonancia nuclear magnética, que se emplea en mujeres con mucha carga familiar en las que hay detectadas mutaciones genéticas o se presupone que puede haber mutaciones genéticas, y también se utiliza en algunas con mamas extremadamente densas o que tengan prótesis mamarias.

Fuentes: Ministerio de Salud de la Nación.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí