Claves para el manejo de la rosácea

Esta enfermedad inflamatoria de la piel es capaz de disminuir la autoestima de quien la sufre. Si bien no tiene cura, puede tratarse. Las medidas no farmacológicas, combinadas con drogas ofrecen buenos resultados. 

La rosácea es una enfermedad inflamatoria de la piel que puede llegar a afectar la calidad de vida de los que la padecen al provocar sentimientos de vergüenza, disminución de la autoestima, dificultades laborales, ansiedad e inclusive depresión. Es una afección crónica que no tiene cura. Las mujeres adultas, de más de 30 años, de piel clara, son las que la padecen en forma más frecuente, ya que en los hombres es menos común. En Estados Unidos hay dieciséis millones de personas que la sufren, de las cuales el 70% son del sexo femenino.

La rosácea afecta las partes salientes del rostro: mejillas, nariz, frente y mentón, y en algunos casos puede comprometer los ojos. En su primera etapa se presenta como un  enrojecimiento transitorio que luego se hace persistente. Con el tiempo aparecen lesiones inflamatorias, precisamente pápulas y pústulas, y en su etapa más avanzada presenta un engrosamiento de la piel, lo que provoca una rinofima, que es cuando la nariz se ve exageradamente hinchada y enrojecida, algo común en hombres.

En cuanto a sus causas, está demostrado que en la rosácea existe una actividad exagerada del sistema inmune innato de la piel, que normalmente cumple la función de ser el primer mecanismo de defensa frente a las agresiones. En las personas predispuestas, la activación de este mecanismo es responsable de la aparición de las lesiones que caracterizan a la enfermedad.

Cómo cuidar la piel

Si bien la rosácea no se cura, se controla. Es conveniente tomar medidas generales no farmacológicas como evitar factores desencadenantes, entre ellos fuentes de calor, bebidas alcohólicas, fármacos vasodilatadores y estrés. También se recomienda utilizar descongestivos locales, por ejemplo, fomentos con té de manzanilla. No se debe olvidar la utilización, en forma diaria,  de algún  protector solar y evitar los que contengan alcohol o fragancias proclives a irritar.

En cuanto a la limpieza del rostro, se debe evitar exfoliar la piel afectada, ya que esto irrita y empeora la Rosácea, además conviene ser suave, evitar el agua muy caliente y emplear limpiadores para piel sensible.

Se pueden utilizar maquillajes, pero es recomendable que no sean a prueba de agua, ya que los  productos para desmaquillar irritan la piel.

Es importante tener en cuenta que gracias a un mejor conocimiento de las causas y mecanismos que originan la rosácea, hoy en día hay tratamientos más efectivos con menos efectos adversos.  Dentro de este grupo se encuentra la doxiciclina, la única medicación sistémica, en dosis de 40mg., aprobada por la FDA para el tratamiento de la Rosácea Papulopustulosa.

Esta droga, en bajas dosis, posee un efecto antiinflamatorio y actúa bajo el umbral antibacteriano, por lo que ha demostrado ser muy efectiva para el tratamiento de la rosácea y ofrecer mayor seguridad, ya que presenta  menos  efectos adversos.

De todos modos, es importante saber que la evaluación del tratamiento a seguir depende del tipo de rosácea y del paciente, por lo que se recomienda siempre consultar con el médico dermatólogo.

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