Recibió su diagnóstico hace 24 años, cuando poco se sabía de la Hepatitis C, una enfermedad viral asintomática que provoca un daño progresivo en el hígado y que recién comenzó a diagnosticarse en el país a partir de 1992. La noticia provocó un altísimo impacto en el psicólogo social Rubén Cantelmi, a quien además le habían dicho que su patología databa deunos 35 años atrás.
En el tiempo que convivió con la dolencia, Cantelmi se recibió y decidió utilizar su experiencia para ayudar a otros pacientes con enfermedades hepáticas. Eso lo llevó a encabezar en el Hospital Argerich y la Universidad Maimónides el Grupo Buena Vida desde hace cuatro años. Allí acompaña a quienes sufren estas dolencias con contención, pero también con asesoramiento. Hoy, curado desde hace dos años, busca incentivar a la población a hacerse serologías de hepatitis B y C al menos una vez en la vida, y recordó que para la B existe una vacuna.
En el Día Mundial de las Hepatitis Virales, que se celebra cada 28 de julio, el psicólogo social compartió su historia con DocSalud.com y destacó la importancia de que los médicos clínicos soliciten estudios de sangre específicos, ya que estas enfermedades no se detectan con un hepatograma. Además especificó que estas serologías son económicas y que deberían ser parte de una rutina, porque pueden salvar vidas.
“Testearse al menos una vez en la vida es fundamental porque todos los mayores de 35 años estuvimos expuestos al virus, cuando no se tomaban los recaudos suficientes. Se debe tener en cuenta que la enfermedad podía transmitirse no sólo por vías directas como las drogas endovenosas o las relaciones sexuales desprotegidas, sino por cualquier contacto sanguíneo, como por visitas al odontólogo, al pedicuro, a la manicura o bien a través de realización de tatuajes o piercings”, indicó Cantelmi, a la par que agregó que el 80% de los pacientes que reciben en el grupo que coordina desconoce cómo contrajeron la infección.
En sus palabras, los pasos a trabajar para terminar con la Hepatitis C son primero detectarla, después tratar y por último trabajar en la adherencia, porque “es fundamental el apoyo para seguir un tratamiento y de esa forma llegar a una cura”.
Las drogas de última generación tienen un porcentaje de cura superiores al 90% y el Estado adquirió estos cócteles para 1157 pacientes graves. Pero años atrás, los tratamientos eran en base a la droga interferón, con más tomas, más efectos adversos y con tratamientos que podían llegar a durar hasta dos años, versus los últimos que tienen un tope de seis meses.
“A lo largo de las dos décadas que supe de mi enfermedad me hice cuatro tratamientos. Los dos primeros no dieron resultados, en el tercero el virus reapareció y recién me terminé de curar hace dos años. Hoy en día las drogas para la enfermedad son efectivas en casi un 100% y tienen menos efectos adversos. Además, antes los porcentajes de cura eran muy bajos. Yo arranqué con chances de negativizar del 20% y 20 años después terminé con un porcentaje de cura de un 70%”, indicó el psicólogo social y compartió que “recién desde hace cuatro años se dice que la hepatitis C tiene cura”.
Si bien Cantelmi indicó que los años que convivió con la enfermedad no provocaron en él un daño grande en el hígado, si no se detecta a tiempo la dolencia puede causar cirrosis hepática o cáncer y que muchas de las personas detectan que tienen una hepatitis viral en estadios avanzados.
“Se debe aclarar que las nuevas drogas van a negativizar el virus, con lo que desaparecerá el agente hepatotóxico que causa daño, pero el deterioro que está hecho, está hecho. Y esa persona, aún curada de la hepatitis C, puede llegar a necesitar un trasplante o tener una descompensación. Por eso es fundamental que la enfermedad se detecte a tiempo, ya que cuando las personas que no tienen el hígado dañado se curan, llevarár una vida normal”, aclaró.
Junto a asociaciones, Cantelmi lucha por un tratamiento para todos y según se sabe, el Estado se comprometió para que en este año, se garantice el tratamiento a pacientes sin cobertura en estadíos F-3 y F-4. “Si bien desde lo biológico, el hígado puede esperar en estadios anteriores, la vida de la gente con la enfermedad está condicionada para conseguir un trabajo, tener pareja o hijos y son ellos los que no pueden seguir aguardando”.
En esa espera que también fue suya, Cantelmi acompaña a los pacientes en el Grupo Buena Vida y les recuerda que deben apuntar a una cura. “Aprendo con ellos todos los días, de lo que hace la enfermedad en cada persona, y lo importante de acompañar cada uno en la lucha desde lo social, lo afectivo y lo económico. Esa es la gran diferencia de transitar la enfermedad solo o acompañado”.
*Para contactarse con los grupos escribir a [email protected] o bien consultar a la pagina de Facebook Grupo Buena Vida.