El director general de la FAO, José Graziano da Silva, abrió las actividades en Roma en el Día Mundial de la Alimentación 2013 con la advertencia de que «es necesario alcanzar sistemas alimentarios más adecuados para lograr seguridad alimentaria».
Graziano da Silva recordó durante su intervención ante los representantes de los países en la sede de la Organización de Naciones Unida para la Agricultura y la alimentación (FAO) que, desde la Segunda Guerra Mundial, la producción alimentaria se ha triplicado y la disponibilidad de alimentos se ha incrementado en más de un 40%.
«Pese a esto, más de la mitad de la población mundial acusa un consumo alimentario insuficiente. Es escandaloso que ocurra algo así en un mundo donde hay alimentos suficientes para todos. Tenemos la responsabilidad común de modificar este situación y asegurar a todas las personas el acceso a alimentos saludables», aseveró.
El director general de la FAO apuntó a los últimos datos que maneja el órgano específico de Naciones Unidas, que muestran que en 2013 son ya 44 los países que alcanzaron la meta, establecida en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, de reducir a la mitad la proporción de población desnutrida entre 1990 y 2015.
Si a estos 44 se suman otros 18 países en desarrollo que ya tenían en 1990 tasas de subalimentación inferiores al 5%, se alcanzan 62 países, casi la mitad de los 128 que sigue la FAO, lo cual es para Graziano da Silva una muestra de que «se puede ganar la batalla contra el hambre».
Por su parte, la embajadora especial de la FAO y primera dama del Perú, Nadine Heredia, aseguró que «no hay fórmula exitosa sin la voluntad política al más alto nivel», y abogó por una «acción integrada multisectorial que incluya a la salud pública y la educación, así como a los diversos actores vinculados al tema».
«Si no hay políticas de inclusión intencionalmente dirigidas a que el crecimiento beneficie a todos, no podremos reducir las desigualdades y las brechas entre los pobladores del campo y la ciudad», dijo.
Heredia habló también de cómo, en países como el Perú, a otras actuaciones se han sumado programas de inclusión social, que dan «soporte» a las familias en situación de mayor vulnerabilidad «mientras logran salir de la pobreza y asumir el destino de sus vidas».
A continuación, la ministra de Políticas Agrícolas y Alimentarias de Italia, Nunzia de Girolamo, quiso remarcar la cifra de 842 millones de personas mal alimentadas en el mundo, de las cuales, según sus datos, 400.000 se encuentran en Italia, que destinó cinco millones de euros en el último año para intentar paliar esta situación.
El Papa Francisco también tuvo un mensaje en este foro, leído por el representante de la Santa Sede en la FAO, Luigi Travaglino.
«Hay que derribar las barrera del individualismo y de la sola ganancia. Hoy más que nunca es necesario educar en la solidaridad. El hambre y la desnutrición no deben ser algo normal a lo que haya que acostumbrarse», manifestó el pontífice.
En suma, el presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola, Kanayo Nwanze, ha enumerado tres puntos que «deben cambiar» en la lucha contra el hambre: el paso a la acción de los gobiernos del mundo, la consecución de instituciones eficaces y eficientes y la mejora de las infraestructuras de producción y transporte.
Respecto a esta última cuestión, Nwanze puso como ejemplo el África Subsahariana, donde indicó que un tercio de la población vive a más de cinco horas del mercado más cercano.
Por último, la directora ejecutiva del Programa Mundial de Alimentos, Ertharin Cousin, concluyó la ceremonia con la recomendación de que la investigación científica sea la «llave» para el futuro de la alimentación mundial, en un mundo en el que en 2050 vivirán, según las estimaciones, 9.000 millones de personas.