PROTOTIPO REVOLUCIONARIO PARA LOS CUADRIPLéJICOS |

Diseñan silla de ruedas controlada con la mente

El sistema está siendo desarrollado por investigadores de la Universidad Nacional de San Juan. Los resultados hasta ahora han sido alentadores, ya que la mayoría de los sujetos de prueba (tanto sanos como cuadripléjicos) pudieron controlar el dispositivo  sin complicaciones.

Un prototipo de silla de ruedas cuyo desplazamiento se controla con instrucciones de la mente fue desarrollado en Argentina por investigadores de la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ). Los resultados, hasta ahora, han sido alentadores, ya que la mayoría de los sujetos de prueba -tanto voluntarios sanos como cuadripléjicos- pudieron controlar el dispositivo de manera sencilla y sin complicaciones.

Esta innovación tecnológica, en el futuro podría ayudar a mejorar la movilidad de las personas cuadripléjicas o con otras discapacidades motoras severas.

Cómo funciona

“El sistema desarrollado lee la actividad cerebral usando una electroencefalografía (EEG), cuya señal se adquiere colocando unos pequeños contactos de metal sobre el cuero cabelludo del paciente. La señal ingresa en una computadora para ser procesada con diferentes técnicas y clasificada en distintos comandos que se enviarán a la silla de ruedas”,  indicó Pablo Diez, becario del CONICET en el Gabinete de Tecnología Médica y del Instituto de Automática de la Facultad de Ingeniería de UNSJ.

Diez explicó que la persona en la silla dispone de cuatro señales lumínicas y debe mirar a una de ellas según dónde quiera dirigirse. “Cada una de esta luces produce un patrón característico en la actividad cerebral, la que es captada por el sistema para traducirla en un determinado movimiento del dispositivo”, remarcó.

Los resultados del prototipo fueron publicados en la revista científica Medical Engineering and PhysicsSin embargo, todavía falta perfeccionar la seguridad y confiabilidad del sistema antes de que pueda estar disponible para la población general, alertaron los investigadores.

Fuente: Agencia CyTA – Instituto Leloir

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