El cannabis es la droga más difundida en el mundo, la heroína es la que genera más muertes y las anfetaminas las que crean mayor adicción, según un estudio científico.
Este «primer análisis de la preponderancia mundial» sobre las cuatro grandes categorías de drogas ilegales, anfetaminas, cannabis, cocaína y opiáceas (heroína), confirma que la adicción a la heroína es la que acarrea mayores consecuencias para la salud a escala mundial.
Sobre 78.000 muertes atribuibles directamente a las drogas en el año 2010, más de las mitad (55%, es decir 43.000) están relacionadas con las opiáceas, según el estudio que publica el semanario médico británico The Lancet.
La adicción a las drogas inyectables como la heroína constituye además un factor muy importante de exposición y de infección a los virus del sida y las hepatitis, señala el documento.
Globalmente, las opiáceas son las que más pesan sobre la salud humana, una situación que «podría evitarse multiplicando los programas de distribución de agujas y jeringas, los tratamientos de sustitución de las opiáceas y las terapias antirretrovirales», explica el estudio realizado por un equipo australiano y estadounidense.
Aunque es el estupefaciente de mayor consumo en el mundo, el cannabis tiene un impacto mucho menor sobre la salud, en particular porque la adicción es menor, con 13 millones de personas dependientes contra 17,2 millones de adictos a las anfetaminas y 15,5 millones a las opiáceas.
Las consecuencias sanitarias de la cocaína son igualmente limitadas a escala mundial con respecto a la heroína, aunque el estudio da cuenta de niveles de adicción más elevados para esta droga en América Latina y del Norte.
Globalmente las consecuencias a nivel sanitario causadas por las cuatro grandes drogas estudiadas, han aumentado un 50% en el mundo entre 1990 y 2010 particularmente a raíz del alza del número de consumidores.
Pero las consecuencias sanitarias de estas drogas son muy inferiores a las del tabaquismo y del alcohol, subraya el estudio.
Tabaco y alcohol son «responsables en conjunto de casi un 10% de la mortalidad total» contra 1% de las drogas.
Hay que tomar en cuenta que el número de personas dependientes de las drogas es muy inferior que las adictas al alcohol y el tabaco.
«Es evidente que la utilización de drogas ilegales provoca relativamente más daños a nivel individual», indica el estudio del equipo dirigido por la australiana Louisa Degenhardt (Universidad de New South Wales)